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Relato de una madre okupa: nueve meses sin luz ni agua

Por Fran Cano - Noviembre 24, 2017
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Relato de una madre okupa: nueve meses sin luz ni agua
María del Carmen Carmona, madre okupa, junto con sus hijos Shakira y Julio.

“La entidad bancaria nos ha prometido que no nos va a echar”, dice María del Carmen Carmona, que mantiene en Peñamefécit a dos hijos con la prestación por discapacidad de uno de ellos

SOS desde la calle Pizarro, en Peñamefécit. En el número 4, tercero izquierdo, vive María del Carmen Carmona Vera, de 47 años. Ella y sus dos hijos —uno de ellos recibe una prestación por discapacidad psíquica— okupan desde hace nueve meses un inmueble propiedad de una entidad bancaria. El 12 de julio evitaron el lanzamiento. Según señala Carmona, la entidad ha prometido que no los va a desalojar de momento. La familia, que suspira por un alquiler social, tiene otro problema: lleva cerca de un año sin luz ni agua.

Los recursos económicos de la familia rondan los 800 euros, la mayoría proviene de la paga que recibe Julio, el hijo de 29 años. Shakira, de 19, dejó los estudios y ahora no tiene trabajo; sí recibe ayuda económica de su padre, que reside en Ceuta. La pérdida del hermano de Julio y Shakira hace dos años conmocionó a todos, y desde entonces desapareció la autonomía económica.

Carmona y los suyos fueron desalojados de una vivienda ubicada en la calle Bilbao, también del barrio de Peñamefécit. La jiennense no pudo afrontar los pagos y solo les quedó, admite, el recurso de okupar. Es decir, infringir la Ley.

La salud es otro problema. Ella tiene una rodilla en mal estado y arrastra depresión desde que uno de sus hijos perdió la vida.

ENFRENTAMIENTOS CON LA COMUNIDAD

El más de medio año de okupación está resultando un calvario para Carmona y sus dos hijos. Sin posibilidad de recibir suministro energético ni de agua, la familia está enfrentada con vecinos del bloque, tal y como admite la jiennense. “Nos pasamos todo el día con las batas. Llegan las seis de la tarde y estamos a oscuras, con frío. Y no nos consienten que pongamos luz y agua; hasta han colocado alarmas en los contadores. No vamos a robar nada”, relata a este diario. “Estamos todo el día transportando calderas de agua. No es humano”, lamenta.

 María del Carmen Carmona y su hija, Shakira.
María del Carmen Carmona y su hija, Shakira.

Las tensiones con los vecinos se han traducido en denuncias recíprocas. La familia okupa tiene frentes abiertos: evitar el lanzamiento; conseguir agua y luz; forzar un alquiler social que ronde "los 200 euros", y lo más difícil, que Shakira o su madre consigan empleo y generen recursos para ser independientes.

LA PAH PRESIONA PARA LOGRAR EL SUMNISTRO BASICO

El contacto entre Carmona y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) data de este verano. El colectivo insiste en que las administraciones deben propiciar alternativas habitacionales, como el alquiler social.

La plataforma mandó un escrito con fecha 30 de octubre de este año al banco. Uno de los puntos del texto revela que hay un acuerdo verbal entre la entidad y la familia para residir en la vivienda, pero la falta de un documento por escrito impide que tengan el suministro básico. El colectivo espera una respuesta del banco.

En Peñamefécit habita María del Carmen Aguilar en condiciones similares: es madre veinteañera de un bebé. También okupa una casa que está reconstruyendo. Logró posponer su desalojo. La PAH entiende que ambos casos aluden a la "okupación en precario".

Carmona solo tiene buenas palabras para la persona que la ha atendido desde el banco propietario del piso. “Nos ha dicho que nunca había visto un caso de indefensión como el nuestro”, dice la madre, que confiesa estar “agotada física y mentalmente”.

Los problemas de convivencia preocupan. La mujer no sabe dónde acudir para revertir la situación y volver a la legalidad. El tiempo, como en cualquier caso de este tipo, juega en contra.

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COMENTARIOS

Francisco

Francisco Noviembre 28, 2017

Habría que contrastar las dos versiones.
Yo soy vecino del bloque donde viven los okupas y desde el primer día que están allí, ha sido un infierno. Se puso una alarma a la habitación de los contadores porque, sin pedir permiso, intentaron forzar la puerta, con la compañía de una persona para que le hicieran un enganche ilegal. Al no conseguirlo, insultos y amenazas por parte de ellas.
Otro asunto es lo del hijo de la okupa. Cierto que es deficiente mental, pero no es humano que lo tienen todo el día encerrado y ellas se van por ahí tan frescas, a beber cerveza y a trapichear. El muchacho tendría que estar parcialmente en un centro para que hiciera actividades y se relacionara con gente como el.
Otra cosa que hay que soportar, es que son consumidoras de marihuana y la peste que se lía en el bloque, e incluso se mete el olor en nuestras propias casas.
Un vecino ha sido agredido por la madre, porque un día iba colocada y no era persona.
No hay que creerse todo lo que se dice.
Hay que preguntar siempre a las dos partes, porque ellas son unos parásitos que lo único que quieren es vivir del cuento, sin pegar un palo al agua.

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