Valdano, del césped a la tele y la prensa escrita

El exentrenador argentino es la antítesis del estereotipo del hombre de fútbol; los medios aprovecha su capacidad para comunicar en televisión y en prensa escrita

Andreu Buenafuente retó a Jorge Valdano a guardar un minuto de silencio. El presentador quiso echarle un pulso al verbo del argentino en medio de una entrevista. Antes de que acabaran los sesenta segundos sin palabras, Valdano sacó una grabadora, le dio al play y sonó su voz filosofando sobre el silencio: "Es la antesala de la frase", empezaba.

Hay, e imagino que siempre hubo, futbolistas que se alejan del tópico del joven que aparcó los libros y nunca más quiso saber sobre la cultura. Valdano quizá representa la antítesis de esa caricatura analfabeta. El que fuera entrenador del Real Madrid siempre destacó por la capacidad para comunicar, de ahí que en su última etapa en el mundo del fútbol se acomodara más en puestos institucionales vinculados con la portavocía.

A Valdano le sientan bien los medios, y más cuando no tiene que defender ningún escudo. Si le toca ejercer de comentarista, no tarda en ser tendencia en Twitter. Enseguida los usuarios de la red remarcan la inclinación del argentino por hacer los mensajes algo más exagerados que la propia realidad. Ya hemos dicho un par de veces que es argentino.

La mejor versión de Valdano es con la pluma. Autor de un puñado de libros, acaba de retomar una columna sobre fútbol en El País. Recuerdo que el periodista Teodoro León Gross ya lo advertía en clases en la Facultad de Periodismo de Málaga: escuchar a Valdano empalaga, leerlo es un placer. Porque sabe escribir y porque sabe de fútbol. El nivel de la prensa deportiva convencional es tan mediocre que uno celebra la inclusión de voces como la del que fuera socio de Maradona.

También tiene detractores: hay madridistas que no le perdonan admirar el estilo del Barça. Lo recordé esta semana al ver la entrevista que le hizo a Guardiola para Universo Valdano, programa de Movistar+. Las preguntas, en mi opinión, apuntan a los temas adecuados, y solo hay un pero en el Valdano entrevistador: comparte el pecado de colegas del oficio, a veces habla más que el entrevistado. No es un hombre de silencios.