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“Que se va la vida aprisa, como sueño”

Por Celeste Cruz Rama - Julio 17, 2017
“Que se va la vida aprisa, como sueño”
Celeste Cruz asegura que Manrique supo encontrar tiempo y soledad para cultivar el verso y la filosofía.

La vida es un suspiro en el aire contenido. Fugaces y débiles pasan soles y lunas, tierras y mares, castillos y estirpes. Nací en 1440 en Segura de la Sierra. Morí con 39 años. Casé con Doña Guiomar, quien me dio dos hijos llamados Luisa y Luis alumbrados en el castillo de Chiclana de Segura. Creí en Dios Todopoderoso. Fui firme defensor del Reino Católico. Honré mi linaje, el de los Lara. Seguí los pasos de mi padre y sólo su pérdida logró mi consagración como poeta. Soy Jorge Manrique y “ni miento ni me arrepiento”.

Se sabe tanto y tan poco de este poeta universal que una no se atreve a escribir sobre su figura y su legado. Desde Chiclana de Segura, me pregunto cuánto habrá cambiado el paisaje desde que los ojos de nuestro Comendador más ilustre otearan el mismo horizonte que ahora observo yo. Pienso en su breve estancia en la tierra y cuánto supo vivirla. Luchó por sus ideales y sus creencias cual león. En una época la suya en la que tras cada movimiento se escondían intereses, conveniencias y poderes políticos, económicos y religiosos, Manrique supo encontrar tiempo y soledad para cultivar el verso y la filosofía. Desde sus primeros poemas a las sublimes Coplas hay un abismo cuyo fondo desconoceremos para siempre. ¿Qué sentía mientras las componía? ¿Fue el amor a su padre? ¿Acaso el miedo a la muerte? ¡Qué poco ha cambiado todo en tantos siglos!

Hace unos días tuve el lujo de departir sobre Manrique con los poetas que han conformado el jurado del II Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique. Y sí, es indudable que carece de importancia saber donde nació o si fueron los pétreos muros del castillo chiclanero los que inspiraron las coplas. Nuestro camino trazado por él debe ir más allá. De sus palabras surgen lecciones de vida y, por supuesto, de muerte. No existe la una sin la otra. Como tampoco existe la felicidad sin la tristeza; el amor sin la pasión; el día sin la noche; la lucha sin la calma… “Que todo ha de pasar/ por tal manera”, reza uno de sus versos. Qué mejor aprendizaje que asumir los acontecimientos mirando hacia el mañana, que no es otro que el final, “por eso no nos engañen/ que se va la vida apriesa/ como sueño”, y a la vez, trabajar cada día para dejar una huella eterna en la tierra cuando nos llegue la hora de partir, honrar a nuestros antepasados y sentirnos orgullosos de participar en nuestra propia historia.

Dirigir el Festival de La Encomienda (laencomiendadechiclana.wordpress.com) en su memoria es un honor que gracias al Ayuntamiento de Chiclana de Segura poseo desde su primera edición. Quizá por ello se hace imposible escribir este artículo al estilo de los anteriores, me supera la responsabilidad y la afirmación de no poder aportar ni novedad ni originalidad a lo ya dicho por otros en otras referencias. ¡Discúlpenme!

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