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"¿Por qué no vamos a sentirnos orgullosos de algo que solo tiene Jaén?"

Por Javier Cano - Agosto 22, 2021
Compartir en X @JavierC91311858

Para alguien que se siente jiennense hasta la médula, eso de nacer en pleno día de San Lucas debe de ser un guiño del destino, pero si a ese jaenerísimo azar se le suma un apellido materno como el que campea en el DNI de Carmen Duro Almazán (1968), ya no hay duda: de Jaén, Jaén. Como que esta abogada de elegante sombra (que parece hablar al ritmo del maravilloso último tramo de la marcha que Cebrián le escribió a El Abuelo) forma parte de la familia propietaria de la legendaria casería de Jesús, donde las lenguas entrañables dicen que nació, un día de hace siglos, la imagen más querida de aquí.

Entregada, junto con los suyos, al apasionante proyecto de conservar y abrir las puertas de esta mítica finca a propios y foráneos, de convertirla en punto de destino dentro del mapa patrimonial y cultural del Santo Reino, Duro comparte la contagiosa ilusión de los 'Almazanes' con los lectores de Lacontradejaén en las mismas estancias donde la tradición asegura que un anciano peregrino alumbró, a golpe de gubia, al Nazareno de los Descalzos.

—Para el común de los cristianos (y hasta para quienes no lo son), Jesús nació en un humilde portal de Belén, pero para muchos jiennenses 'su' Jesús (El Abuelo) vino al mundo en esta casería del pago del Puente de la Sierra, sobre la que tanto se ha escrito. ¿Usted lo cree también así?

—Bueno, es una leyenda, pero yo creo que sí, de hecho hay muchas cosas que me hacen sentir que aquí hay algo que vincula esta casería con Nuestro Padre Jesús. Yo creo que sí.

—¿Qué cosas son esas, Carmen, por favor? 

—No sé; sobre todo, últimamente, hay muchísimas cosas que hacen especial esta casería, que para nosotros lo es porque nos hemos criado aquí, pero aparte del sentimiento familiar hay muchas circunstancias, actualmente, que hacen que la gente que viene aquí sienta algo especial. Si hay algo que hace que la gente sienta una cosa especial, quiere decir que tiene que haber algo aquí que trasciende del cariño que nosotros le tenemos a la casería. Y eso, evidentemente, no puede venir más que de El Abuelo.

—El goteo de 'peregrinos', de personas interesadas en conocer esta casería, el lugar en el que la tradición sitúa al anciano escultor de la venerada imagen, habrá sido constante, formará parte de sus recuerdos de infancia, adolescencia, juventud...

—Siempre, siempre ha venido gente. Lo que pasa es que es cierto que no es una cosa que nosotros publicáramos ni fuéramos diciendo por ahí. Pero sí éramos conscientes de lo que teníamos. Lo he dicho en algunas ocasiones: esto era como un tesoro oculto, del que estamos orgullosos y que ahora queremos darlo a conocer. Es una cosa bonita, una cosa preciosa, de Jaén, una tradición y una devoción importantísima de todo Jaén que no nos la podemos guardar para nosotros, tenemos que darla a conocer. Hay mucha gente que ha venido aquí últimamente que ha crecido, que ha sentido cosas que sería una pena guadárnoslas para nosotros. Ha llegado el momento de darlo a conocer.

—Incluso a día de hoy continúa ese goteo de personas, ¿no?

—Sí, sí. Hay mucha gente que conoce la leyenda, y es verdad que también hay gente más joven que no, y esa es otra de nuestras finalidades, que estos jóvenes la conozcan. Pero hay gente que aunque conocía la leyenda, no la ubicaba geográficamente. Nosotros, la familia, sí sabíamos que la casería de la leyenda esta, y a raíz de dar a conocer su ubicación viene muchísima gente que quiere verla, que quiere sentirla. Hace poco me comentó el encargado que está aquí que vino una señora en silla de ruedas, nos hemos encontrado ramos de flores en la puerta, nos llaman y nos preguntan que cuándo pueden venir a visitarla.  

—Gente que viene 'de promesa', como en la propia procesión de la madrugada.

—Sí, sí, sí, eso decía esa señora en silla de ruedas, sí. Gente curiosa y gente que tiene muchísima devoción. 

—Hasta no hace mucho, en vísperas de Semana Santa, salía a relucir en algunos colegios jiennenses la leyenda de El Abuelo. ¿Le pasaba a usted en su época escolar? ¿Cómo vivía eso de que su casa se convirtiese en protagonista de la clase, que estuviese en boca de todos?

—Claro que me ha pasado. Todas las Semanas Santas, cuando se habla más de la leyenda, recuerdo que sentíamos orgullo. No decíamos "¡esa casería es la nuestra!", yo miraba a mis hermanos y mis hermanos me miraban a mí, pero no decíamos nada. Orgullo y, ahora, una responsabilidad, porque no queremos que esto se pierda. 

 

Eduardo Duro Almazán (otro de los entusiastas del proyecto puesto en marcha por la familia) está presente durante esta entrevista, realizada en la planta baja de la casería, antiguo espacio destinado para los caseros; un soberbio salón de indudable sabor popular, cubierto por bovedillas y presidido por un rústico fogón, donde el perfume a campo lo impregna todo. A campo y a aceite, que los árboles varias veces centenarios que abrazan a este cortijo jaenizado destilan ambrosía dorada. "Quien lo probó, lo sabe", diría el gran Lope. Sobrecoge pensar que, a lo mejor, todo empezó aquí. "Si nos quitan la leyenda, ¿qué nos queda?", se preguntaba Valle-Inclán (otro grande).

 

—Es que, aparte de un auténtico 'santuario' en medio de los olivos, de ese carácter devocional, esta casería es un buen ejemplo de la arquitectura tradicional vinculada al olivar jiennense y una de las más conocidas dentro de esa singularísima ruta patrimonial que ofrecen los alrededores de la capital de la provincia. 

—Claro, esto es un patrimonio, primero, sentimental, familiar y personal al que nosotros le tenemos mucho cariño, pero también, aparte del aspecto de la devoción, está el aspecto arquitectónico. Esta es una casería de Jaén, se ha escrito mucho sobre las caserías de Jaén, que se están perdiendo porque ya no tienen el uso que solían tener, un uso agrícola, y sería una pena que se perdiera también ese patrimonio arquitectónico. 

—Son muchos los ejemplos de caserías que han desaparecido o están a punto de hacerlo si no se interviene con urgencia en ellas. Sin embargo, la de Jesús sigue en pie. ¿Qué mueve a la familia para no tirar por la calle de en medio, pensar más en la rentabilidad económica que en otra cosa y deshacerse de ella?

—Primero, que somos de Jaén, y los de Jaén no podemos dejar que se pierdan las cosas nuestras. Siempre se nos achaca a los jiennenses que no sabemos exteriorizar lo que tenemos. Somos gente humilde, gente sencilla y quizá no sabemos vendernos bien. Yo creo que ya va siendo hora de que las nuevas generaciones, la gente joven, sepamos vender lo que tenemos. Esto no es un gran proyecto, no queremos perder nuestra forma de ser, nuestra sencillez, nuestra humildad, que yo creo que es propia de la gente de Jaén y propia de la devoción a Nuestro Padre Jesús, una de las características de esta devoción: somos humildes frente a otras grandes cofradías de Andalucía. Todo ese aspecto humilde hay que darlo a conocer, ¿por qué no nos vamos a sentir orgullosos de algo propio que no tiene nadie más? La leyenda de Nuestro Padre Jesús no existe en otro sitio; las caserías de Jaén, las caserías del olivar, no existen en otro sitio, ¿por qué se van a perder? No podemos privar a las generaciones futuras de una cosa que es propia. Si esto nosotros no tiramos para adelante, se va a perder. 

—Habla usted de un proyecto humilde, pero en cuanto se conocen sus detalles salta a la vista que es, también, muy ambicioso, dentro de todo un complejo agrícola que no debe de ser fácil sacar adelante. ¿En qué consiste, Carmen, ese gran sueño que la familia quiere convertir en realidad y que presentaron en noviembre del año pasado?

—El proyecto consiste, sobre todo, en sacar a la luz, en dar brillo a lo que ya aquí, en sí, tiene la casería. Esta casería es una finca agrícola, una finca de olivar tradicional que está en la sierra. Tan denostado como está el olivar tradicional, lo que queremos es poder rentabilizarlo como olivar tradicional con olivos muy antiguos, mantener el aspecto agrícola de la finca, de una finca típica de Jaén. Tratar de buscar un cultivo respetuoso con el medio ambiente, tenemos idea de destinar parte al cultivo ecológico, apostar por la biodiversidad, tratar de hacer prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente... También queremos, evidentemente, dar a conocer la leyenda, que forma parte de la devoción de Jaén y también de la cultura de Jaén. ¿Cómo? Pues, primero, hay que gente que está deseosa de venir, y tenemos que poner esto en condiciones para que pueda venir y que rece, si quiere, o que conozca donde cuenta la leyenda que puede estar el origen de la imagen. 

—¿Contempla también ese plan divulgar las peculiaridades de este tipo de arquitectura, acaso desconocida para muchos?

—Claro, el aspecto agrícola, la devoción y también el aspecto arquitectónico. Esta es una construcción típica de Jaén, que no existe en otra provincia. Olivar sí hay mucho, pero las caserías son típicas de aquí, hay muchísima bibliografía sobre esas cuestiones. Queremos también dar a conocer cómo se vivía en las caserías, cómo la gente de Jaén vivía en medio del campo de olivar y cómo era la conexión entre los caseros y los propietarios, la gente del campo... Eso, nosotros, como familia, en parte lo hemos vivido. Somos relativamente jóvenes pero hemos visto el mulo con el que se vendía la cerámica, hemos visto ovejas, cabras... Queremos dar a conocer todo eso, y estamos pensando formas, maneras para que esto sea una realidad, ofrecer actividades culturales, poesía, conciertos, en definitiva darlo a conocer y que sea un poco rentable para que las próximas generaciones puedan seguir manteniendo las caserías. Efectivamente podíamos haberla vendido pero, ¿quién mejor que nosotros, que hemos vivido aquí, que hemos sentido aquí y que tenemos tanta devoción a Nuestro Padre Jesús?  

—¿En qué fase se encuentra el proyecto, Carmen, a día de hoy?

—En octubre queremos hacer una presentación, aquí, a la sociedad jiennense, para que conozca la casería. Antes habrá una bendición familiar (somos creyentes y creemos que es importante), luego una presentación para las instituciones y a partir de ahí empezar a hacer visitas guiadas, actividades y recuperar el otro trozo de la casería que está más en peligro de deterioro, que no se nos caiga, poder reformarlo y destinarlo a cualquier tipo de actividad que permita conocer la leyenda de Jesús y la historia de la cofradía. Y que sea rentable.  

—En la presentación de noviembre de 2020 contaron ustedes con el arropo de representantes institucionales y de diferentes colectivos. ¿Se ha traducido también en un acompañamiento económico para ponerlo en marcha?

—Es verdad que tuvo muchísimo éxito; el día de la presentación acudió el Ayuntamiento, acudió la Diputación, acudió la Junta de Andalucía..., la verdad es que es un proyecto muy ilusionante para la gente de Jaén. Estaban todos encantados y siempre se han ofrecido para ayudarnos. Ahora mismo, lo que ellos quieren ver (imagino) es que esto, realmente, ha pasado de ser un proyecto idealista a una realidad: eso es lo que queremos mostrar en octubre, que este proyecto va a seguir adelante, y queremos contar con ellos, por supuesto, porque además creo que es bueno para el pueblo.

—Uno de los puntos a priori más atractivos del proyecto es la creación de una red de caserías jiennenses, con vistas a divulgar las posibilidades turísticas de estas fincas y, de paso, salvarlas de la desaparición, tanto en la capital como en el resto de la provincia. ¿Sigue adelante, también, esa idea o se ha difuminado a estas alturas?

—Bueno, ha sido un año complicado, y pese a serlo no hemos dejado de dar pasos, pequeñitos, pero estamos dando pasos. Efectivamente, ese proyecto sigue adelante; de hecho, en octubre queremos también sacarlo a la luz.

—¿Y en qué pasos andan, nunca mejor dicho, ahora mismo?

—Estamos constituyendo una asociación en la que ya están interesadas algunas personas que han contactado con mi hermano, que es arquitecto y lleva la vertiente arquitectónica. Sí hay gente interesada; ¿por qué? Porque la situación de esta casería, desde el punto de vista arquitectónico, como patrimonio de Jaén, es una cuestión que le está pasando a mucha gente: hay muchas personas que han heredado una casería a la que tienen mucho cariño, pero que ya no tienen un uso agrícola y, muchas veces, ya ni de verano. Es costoso mantenerlas, porque son construcciones antiguas; sin embargo quieren seguir manteniéndolas y están interesados en ver qué se puede hacer, qué usos (¡qué nuevos usos!) se les pueden dar. ¿Por qué no hacer una red de caserías para que los propietarios que quieran mantenerlas poder asociarnos, dar uso a cada casería según sus características, su idiosincrasia (hostelería, actividades de tipo cultural...). Somos ricos en eso, que no se pierda. 

—Se trata de contagiar ese entusiasmo por que, en definitiva, estas caserías, estos hitos monumentales en pleno campo jiennense no se pierdan finalmente, ¿no?

—Hay mucha gente interesada, sí. Y de hecho los políticos no ven ningún problema, están dispuestos a ayudar a esa red, a ese tipo de ruta; son propiedades privadas, y en eso lo tienen más complicado, pero yo creo que cuando vean que hay propietarios suficientes asociados, las ayudas que podamos tener de las instituciones espero que sean una realidad. Necesitamos de las instituciones, públicas y también privadas; hay mucha gente dispuesta a aportar su grano de arena para que esto sea una realidad. 

—Hay una pregunta que no se puede quitar en el tintero, volviendo la vista a El Abuelo. La entrañable leyenda del Nazareno apunta a que Jesús salió de aquí para recibir culto en el convento carmelita frente a los cantones, en el Camarín, adonde regresó en 2009 después de una ausencia de siglos. ¿Alguna vez han acariciado ustedes la idea de que la imagen visite el lugar donde dicen que fue tallada, aunque solo fuera un rato?

—Para nosotros sería un sueño. Yo lo he comentado con la familia. Nos gustaría ver eso, nos gustaría muchísimo. Queremos contar siempre con la cofradía para todo, y aparte de ser un sueño familiar sé que hay mucha gente a la que le gustaría ver que la imagen de Nuestro Padre Jesús vuelve a su origen, donde se cree que se talló, al embrión. Una de las reformas que queremos hacer en la casería es construir una capilla, en un lateral, en una zona que parece propia para eso. Creo que debe estar aquí, para cuando (¡quién sabe si alguna vez podemos acoger a Nuestro Padre Jesús!), que tenga un sitio. 

Fotos y vídeo: Esperanza Calzado

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COMENTARIOS

Ant Cárdenas López

Ant Cárdenas López Agosto 22, 2021

Preciosa entrevista Ánimo a los propietarios por el proyecto

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Mª Antonia Carrascosa

Mª Antonia Carrascosa Agosto 25, 2021

Me alegra que el proyecto siga adelante. Enhorabuena!

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