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"El patrimonio inmaterial cultural da la diferenciación que requiere ser líder"

"El patrimonio inmaterial cultural da la diferenciación que requiere ser líder"

Por Esperanza Calzado - Febrero 05, 2023
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Los lectores más fieles de Lacontradejaén, los que apuestan por 'la otra mirada' desde 2017, se quedarán algo contrariados con el 'Zoom' de este domingo. Les sonará que la protagonista de esta entrevista fue una de las primeras en aparecer en la sección nada más nacer el proyecto periodístico. Seis años después volvemos a poner el foco en Desirée Amaro Vega (Jaén, 1974). Por aquel entonces, era coach personal y deportiva, pero bien podríamos decir que la persona ha evolucionado tanto en seis años que parece otra. Diplomada en Trabajo Social y licenciada en Ciencias del Trabajo, en la especialidad de Recursos Humanos, es presidenta de la Asociación Lola Torres, directora del Folk del Mundo, da clases en la Universidad Autónoma de Barcelona, es voluntaria en la Academia de Borja Vilaseca, ha escrito tres libros... Pero por encima de todo es una mujer volcada con Jaén.

—¿Sería capaz de decirme en menos de un minuto en cuántos proyectos está inmersa y cuántas cosas hace a la semana?

—Si lo pienso antes... sí. Básicamente voy a trabajar todos los días, que es lo que me da de comer y, por otro lado, las actividades de la Asociación Lola Torres me consumen muchísimas horas del día. Aún así, trato de sacar una hora diaria para mí, para hacer actividad física que la necesito mentalmente, y luego colaboraciones varias; todas en plan ONG.

—Fue de las primeras personas que se sometió al 'Zoom' y por aquel entonces la entrevistamos con motivo de su segundo libro y nos centramos en mujer, igualdad y deporte. ¿Cómo ha cambiado en seis años?

—La igualdad la sigo llevando por bandera y el deporte puede que sea una de las mayores decepciones que me he llevado en mi vida. Soy muy terca, lo reconozco y cuando me metí en el mundo del deporte lo hice con un gran optimismo. Estuve muchos años luchando por dos causas, principalmente. La primera era que los valores en deporte base, en este caso el fútbol, realmente se aplicaran porque es todo mentira. Todos los que han contactado conmigo era solo una cuestión de chapa y pintura, para salir al mercado con una diferenciación, pero luego pasaban de todo. Fíjate si es así, que un club muy conocido de la provincia se ha negado a darle la carta de libertad a un niño que se había cansado de jugar en el equipo... un niño.

Lamentablemente no ha cambiado nada en el fútbol y creo que no trata bien a su gente. Por no hablar de las mujeres, que están totalmente invisibilizadas. En mi caso, creo que fui de las primeras mujeres en llegar al Real Jaén, he conseguido cosas que se suponen hitos pero han pasado sin pena ni gloria. He escrito, he estado en casi todos los clubes de la provincia, con casi todos los entrenadores y el marcador se quedó 0-0. Pero la experiencia me ha servido y ahora doy clases en un máster en Barcelona.

—De la decepción también pudo sacar algo bueno.

—Sí, eso es muy típico, que sólo fuera de Jaén te contraten porque reconocen tu valía. Doy clases en la Universidad Autónoma de Barcelona, en un máster en el que llevo el área de gestión y liderazgo de equipos. 

—La conocemos en muchas facetas sociales pero habrá gente que se pregunte en qué trabaja.

—Soy orientadora laboral en un ayuntamiento jiennense, específicamente en el Centro Municipal de Informacón a la mujer.

—Sigue sus pasos muy vinculados a la mujer.

—Sí, impregna toda mi trayectoria, haga lo que haga. De formación de base soy trabajadora social y cuando llegó la pandemia, mi trabajo fluctuó mucho. Ahora hago de todo lo que se pueda tramitar fluctuando más a un perfil de trabajadora social. Lo mismo gestiono el bono social de la luz o el ingreso mínimo vital o cualquier ayuda que sale. Tengo claro que soy servicio público y desde las ocho de la mañana a las tres de la tarde, tengo abierta la puerta a todo lo que pueda tramitar. 

—Usted mejor que nadie está viendo las necesidades que tiene la gente. 

—Muchísimas, hay muchísima. Hay un falso espejismo, sobre todo en los núcleos rurales. Se tapa con las bolsas de empleo, las peonadas... No hay tantas ayudas, que finalmente son gestión de pobreza porque no te permiten vivir con dignidad. Pero sí son un analgésico que palía los problemas del día a día. También es verdad que el mercado laboral de Jaén es bastante deprimido, pero para trabajar hay que formarse y esforzarse.

—Me ha llamado la atención la frase que ha dicho, que tiene claro que es servicio público, pero no solo en su trabajo, sino también para las incontables actividades que realiza, a modo ONG como usted bromea. Una de ellas fue la asociación de defensa del patrimonio inmaterial cultural. ¿Cómo va ese proyecto?

—Tuvo una respuesta brutal, pero hay que dedicarle tiempo y en la asociación somos los que somos. Se nos ha acumulando el tiempo. Este proyecto surgió el verano, después llegó la Virgen de la Capilla, el Folk del Mundo, fuimos a Canarias, llega Navidad, los melenchones y ahora estamos inmersos en un congreso nacional que se celebrará en abril en Jaén y que va a ser brutal. Pero tenemos que ponernos con ese proyecto porque tenemos el ofrecimiento de muchísimas organizaciones públicas y privadas que quieren colaborar con nosotros. Sabemos que tenemos esa red, ahora informal, pero hay que sentarse para ver en qué medida podemos corresponsabilizarnos cada uno. Pero hay una serie de organizaciones que nos han pedido colaboración y la han tenido. Siempre vamos a colaborar con todo el mundo y ahora la gente lo sabe.

—¿Puede que la Asociación Provincial de Coros y Danzas Lola Torres viva su mejor momento? El folclore de Jaén parece que está resurgiendo.

—Sí, así es. A nosotros no nos querían ni gratis y eso ha cambiado. Muchas veces fue por desconocimiento y otras porque el folclore ha estado asociado a ciertas historias casposas, de transición y con sesgo de género. Al fin y al cabo, el patrimonio inmaterial cultural lo montó la sección femenina. Da igual la herencia, no puede ser que por un sesgo ideológico estuviéramos perdiendo ese patrimonio. Ahora, está de moda, no sólo en Jaén, sino en general.

Además, es una cuestión identitaria. Si queremos liderar cambios sociales y económicos, tenemos que buscar la diferenciación y el patrimonio inmaterial cultural lo da; la identidad lo da, los valores lo da y lo estamos viendo en la gastronomía, por ejemplo. El patrimonio está de moda y la gente tiene muchas ganas de salir a la calle, de aprender a bailar... También tengo que hacer autocrítica y teníamos que haber sacado antes nuestro patrimonio a la calle. 

—Es que ahora el jiennense siente que Lola Torres y su patrimonio es de todos.

—Es de todos sí. Y porque no tenemos unas instalaciones que lo permitan pero sería maravilloso poder exponer todo lo que tenemos para que lo vea el público. 

—Hablemos del Folk del Mundo. ¿No tiene la espinita clavada de que no forme parte de Jaén en Julio?

—Es una espiníta grandísima que tengo clavada. No entiendo por qué no forma parte. Nosotros arrastramos la herencia de casposos y Jaén en Julio son los modernos, precisamente. El Folk del Mundo lo heredé, lamentablemente por el fallecimiento del Rufino Cevidanes. En la vida pensé que iba a tener que dar un paso adelante y ser su directora. La batalla de entrar en Jaén en Julio está perdida hasta que no haya voluntad política. Creo que cabe todo el mundo, la actividad cultural puede ser amplísima y la ciudad y la provincia son muy grandes, solo tenemos que coordinarnos. También es verdad que está costando mucho poner en valor el Folk del Mundo.

—¿Por qué? Porque es un festival muy llamativo y que a la gente le gusta. 

—Las últimas actuaciones en Jaén capital llenamos porque la gente tenía muchas ganas de vernos. El formato es muy difícil mantenerlo porque el circuito de grupos que venía no puede permitirse estar tanto tiempo sin trabajar para ir a los festivales. Traerse dos o tres grupos autóctonos de su tierra es muy complicado. Pero ha tenido mucho éxito el programa de actividades paralelas, el gastrofolk, por ejemplo. 

—Nos centramos ahora en la literatura. Ya lleva tres libros, ¿cómo ha evolucionado? ¿Ya está preparando el cuarto?

—No nos emocionemos, jajaja. Tardo tres o cuatro años en poder sacar un libro. No tengo tiempo y no escribo habitualmente, no tengo esa disciplina. Yo escribo cuando tengo algo que decir. Sí tengo algo en proyecto, ideas en la cabeza pero tiempo al tiempo. Una de las cosas buenas que me dio el fútbol fue el conocimiento intenso de la gestión emocional masculina y eso se ha visto en mi libro. Por primera vez tiene dos personajes, uno masculino y otro femenino. Esto ha hecho que lo lean muchos hombres, cosa que no pasó con los otros dos libros, que los escribí con una única voz femenina. Me ha encantado la reacción masculina de reconocerse. 

—¿Sigue grabando podcasts?

—Esas son colaboraciones puntuales que he tenido. Con la Cadena Ser empecé con el coach radiofónico y ahora lo hago con Onda Cero. Lo que pasa es que no lo hago de forma tan disciplinada como antes. La gente que me quiere siempre me dice que si me hubiera centrado hubiera triunfado en algo. A veces eso me hace pensar porque doy la sensación de dispersa, pero no es así, soy curiosa.

—Me llama la atención que le digan que si se hubiera centrado, hubiera triunfado. Yo la considero una mujer de éxito. Todo está en la percepción, supongo.

—El concepto del éxito es muy relativo, efectivamente. Lo vemos en el tema del coaching. Probablemente fui de las primeras en Jaén en llevarlo a cabo, pero se me cruzan dilemas morales. Pero no se puede proyectar todo el dilema en las personas porque la sociedad también tiene una parte de responsabilidad. Para una empresa hubiera sido perfecta, pero luego me sale mi vena sindicalista y ya no encajo. No soy dispersa, soy muy variada. 

—Si por prescripción médica tuviera que dejar todo y quedarse con una cosa, independientemente del trabajo, ¿qué sería?

—El trabajo sería lo primero que dejaría (ríe), que es lo que me quita tiempo. Ojalá me jubilara ya. Con respecto al resto, no sé con qué me quedaría. Sería muy feliz escribiendo y creo que se puede ayudar de muchas maneras y en muchos ámbitos. La escritura no la dejaría. Pero no quiero renunciar a nada. También estoy de voluntaria en la academia de Borja Vilaseca, y tampoco lo quiero dejar. 

—Para concluir.... ¿cómo ha cambiado Jaén en estos seis años?

—Le veo cambio, sí. Jaén estaba paralizada y con pequeños movimientos se dan grandes cambios. Veo gente creativa, gente trabajando, apostando por hacer cosas, que se mueve, que participa en todo... Hasta en la ciudad se nota un mayor cuidado. Y con el folclore se ha dado ese cambio. Se ha reconocido que tenemos valor y eso va calando poco a poco. 

Fotos y vídeo: Esperanza Calzado

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