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"Es el momento de llevar a cabo todos esos proyectos que no he podido realizar"

"Es el momento de llevar a cabo todos esos proyectos que no he podido realizar"

Por Javier Cano - Agosto 14, 2022
Compartir en X @JavierC91311858

Recién prejubilado, el pintor Felipe Erena Damas (Torredonjimeno, 1960) aborda ahora esos proyectos artísticos que el trabajo ralentizó y hasta pospuso sine die. Autodidacta involuntario, su historia es la de un enamorado de la pintura cuyos cuadros, evocadores y sugerentes, emparentan con el simbolismo a partir de una concepción costumbrista que tiene a Jaén como principal fuente de inspiración. 

Precisamente esta charla se desarrolla en un espacio jaenerísimo, la muralla que sirve de contrafuerte al colegio de Santo Tomás. Un espacio que (descubre el entrevistado al entrevistador) le toca directamente el corazón: "Aquí venía todos los días con Godo, mi perro, que murió la pasada primavera con veintiún años". Con la memoria de su fiel amigo en los labios, el artista abre su alma a Lacontradejaén. 

—¿Cuándo se manchó las manos de pintura por primera vez, Felipe?

—Tuve la suerte de que don José López Arjona fue profesor mío, primero en la escuela, como maestro, y luego como profesor de Dibujo en el instituto. Él vivía justo detrás de mi calle, con lo cual yo me iba muchas veces a su casa; él vio algo en mí y me dijo que fuera a su estudio. De alguna manera ha sido mi maestro, los primeros desnudos que yo vi los vi en sus cuadros. Él fue quien me inició en el arte. 

—No había pintores en su casa, entonces, hasta que llegó usted, ¿no?

—Mi abuela siempre me decía: "Eres igual que tu tío", un hermano de mi padre al que le gustaba mucho pintar, pintaba con cualquier cosa, con un carbón (porque no tenían medios), sobre el papel que le daban en las tiendas para envolver los productos de alimentación. Tuvo la mala suerte de fallecer con doce años, y me decían eso, que yo era igual que él, que mi tío Fernando. Yo siempre andaba pintando, creando, haciendo cualquier cosa.

—Y pintando, pintando se dio cuenta de que aquello era más que un juego... ¿Recuerda cuándo tomó conciencia de su condición de artista, de creador? 

—Fue una evolución, un poco a poco; empiezas a pintar porque te gusta. Tengo una anécdota al respecto: un día de siesta en Torredonjimeno, que los críos no dormíamos y yo estaba en el patio, le dije a mi madre: "¿Me das mil pesetas?". Mi madre me dijo: "¿Mil pesetas? ¿Tú para qué quieres mil pesetas?". Y yo le dije: "Dame las mil pesetas, que voy a pintarlas". Y las pinté, pinté un billete de mil pesetas. 

—¿Vendió el cuadro de ese billete? Es decir, ¿logró multiplicar su valor?

—No, no, lo tiene mi madre; bueno, lo tenía. 

—Si ella lo conservó siempre, si siempre lo tuvo a su lado, de alguna manera alcanzó el más alto valor al que podía llegar, ¿no cree?

—Sí, sí.

—Y de pintar billetes pasó a uno de los temas principales de su obra, la figura humana...

—Sí, me di cuenta de que la figura humana era para mí el summun de la creación, lo más maravilloso, lo más bonito; somos una cantidad de millones impresionante, todos tenemos lo mismo pero todos somos diferentes. Siempre me ha llamado la atención la figura humana, es lo que más me gusta. 

—Hablando de figuras humanas, usted mismo es ya aquello que deseaba Rilke, ser sombra de su ciudad, esa urbe que sus pinceles reproducen continuamente. Y esa ciudad es Jaén, la capital. ¿Cuándo dejó su pueblo para instalarse en la tierra del Lagarto?

—Yo me siento tosiriano de nacimiento, pero ya soy un jaenero. Empecé a trabajar en Tejidos Gangas con diecisiete años de edad, a partir de ahí me instalé en Jaén, me casé en Jaén...

—¿Trabajó en Tejidos Gangas? Es usted una leyenda viva entonces, un superviviente de aquel mítico establecimiento de la Plaza Vieja. Eso es como hablar de Furnieles, de La Perdiz, de La Pilarica...

—Efectivamente, qué época aquella. 

—¿Y qué hacía allí, en qué planta se detenía para usted aquel ascensor que casi siempre atendía una dependienta embarazada? 

—Era dependiente, un tiempo en la sección de discos, y ya hacía mis dibujos y mi cosa.

—¿Escaparates, quizá? Los escaparatistas de Tejidos Gangas son una institución en Jaén. 

—No, escaparates no. En eso estaban Diego Ortega Bruna, un gran dibujante, o Pepe Vica, que era el jefe de los escaparatistas. Me propusieron varias veces participar en los escaparates, pero no llegué a hacerlo. 

—Siempre en el universo de la pintura, en el ámbito cultural, pero usted se confiesa un autodidacta. Los mostradores de Tejidos Gangas no eran lugar propicio para estudiar, ¿por qué no cambió la tienda por la Facultad de Bellas Artes?

—Las circunstancias, yo hubiera ido a la Universidad encantado, pero mi familia era humilde y tuve que ponerme a trabajar. Llegué a estudiar Maestría Industrial, pero no pude hacer Bellas Artes, aunque ya digo que me hubiera encantado. 

—¿Toda su trayectoria profesional como dependiente, entonces, o su vida laboral va por otros derroteros? Cuente, cuente.

—No, no; trabajé también en agencias de publicidad, un compañero mío de Tejidos Gangas, Antonio Fernández, puso la agencia Publifer con su hermano Alonso. Toda la creatividad se las realizaba yo, los anuncios del periódico, la imagen corporativa de empresa..., estuve bastante tiempo con ellos. Luego hice muchas imágenes corporativas de empresa también, como Solar Jiennense, o empresas de seguridad. Recuerdo también que Juan León, un empresario de Jaén, intentó rehabilitar Jabalcuz con unas ayudas europeas, y yo le hice toda la imagen corporativa, que debe de estar por ahí; el proyecto no llegó a cuajar. Y después empecé a trabajar en el sector del automóvil. 

—¿Coches pintados a mano con la firma de Felipe Erena? ¡No me diga que tuneaba automóviles!

—No, como comercial. He estado diecisiete o dieciocho años en el sector comercial del automóvil. Y de ahí pasé al sector de la seguridad. 

—Ahora anda usted recién prejubilado, se ha sacudido las prisas y ha retomado los proyectos que el trabajo le impedía realizar. Una etapa que muere y otra que comienza. 

—Hay gente que me dice: "Ya estás prejubilado, ¿y ahora qué vas a hacer?". Madre mía, ¡pues no tengo yo cosas que hacer! Yo tenía claro que mientras estaba trabajando, tenía que estar centrado en mi trabajo, podía hacer compatible la pintura y el trabajo en alguna cosa, pero muy poco. La pintura es algo que no puedes decir llego de trabajar y me pongo una hora, o al menos no yo; el tiempo pasa, te pones a pintar, te dan las dos, las tres o las cuatro de la mañana y al otro día tienes que trabajar.  

—Ya no tiene ese problema, puede trasnochar, el despertador se ha prejubilado con usted. 

—La pintura siempre ha estado ahí, y ahora es el momento de explosionar y de llevar a cabo todos esos proyectos que no he podido realizar. 

—Se nota, Felipe. Se lo digo porque, últimamente, esa galería virtual que son las redes sociales exhiben sus nuevas propuestas, lo último de su producción. ¿Qué prepara, qué tiene entre manos?

—Estoy haciendo muchos encargos, muchos retratos, pero también he empezado una serie sobre los horóscopos, una exposición que preparo. Se me ocurrió plasmarlos con una estética agradable, fácil de ver, y que fuera algo distinto. No sé si lo he conseguido, he pintado dos de momento y tengo los bocetos del resto, pero los que han visto la luz hasta el momento han gustado mucho. 

—Y el desnudo femenino, otra vez, capitalizando la mirada.

—Como he dicho antes, la figura humana, y especialmente el desnudo femenino, es muy importante para mí. Son una serie de bailarinas clásicas con el objetivo de armonizar ese baile clásico con cada signo zodiacal. Me siento satisfecho de cómo están quedado, y la respuesta está siendo muy buena.  

—Habla de la respuesta de la gente. Jaén ha sido siempre tierra de pintores, y de grandes pintores en muchos casos. En este momento, ¿un artista plástico puede vivir de su trabajo, al menos aquí?

—Es complicado, muy complicado. Yo tuve una pequeña etapa donde jugué un poco con eso, pero es muy complicado. 

—¿Es que no hay compradores de arte en Jaén?

—Las personas de Jaén dispuestas a invertir en arte son siempre las mismas, no hay mucho mercado. Es complicado, no sé si imposible. Al menos de vivir de la pintura exclusivamente, otra cosa es si eres profesor de la escuela de artes, o montas una academia, pero tampoco lo sé. 

—Esta entrevista se realiza a los pies de un elemento patrimonial de la ciudad, el viejo lienzo de muralla que sobrevive en la Carrera de Jesús. Jaén y sus monumentos tienen especial importancia en su producción, ahí palpita el Felipe Erena más costumbrista. ¿Le hubiese gustado pintar, in situ, algún monumento local ya tristemente desaparecido, algún paisaje ya solo vivo en la memoria de unos cuantos?

—Hay algo que desapareció y llegué a pintar: el teatro Cervantes. Fue para la exposición Monumentos de Jaén, y ahí estaba el teatro Cervantes. Lo plasmé en blanco y negro, con esa identidad de la época. 

—En las redes hizo mucho ruido su retrato de El Abuelo, para muchos otro monumento de Jaén. 

—¡Bueno...! Eso son palabras mayores. Me encanta pintar de noche, me meto en mi mundo, no hay móvil, no te molesta nadie, y con música: para él fue la marcha de El Abuelo, de forma repetitiva. 

—Vamos, que parecía su estudio la mismísima procesión del Viernes Santo. Más de uno, deseoso de acabar con la repetición de la partitura de Cebrián, le regañaría. 

—[Ríe] Sí, y con momentos que me permití tomarme un café, fumarme un cigarro, mirarlo, me habla (aunque parezca una locura), me dice qué pincelada falta o sobra, y hasta me ensimismo. 

—Salga de su ensimismamiento, por favor, y adelante a sus incondicionales y a los lectores de Lacontradejaén para cuándo esos horóscopos, esa nueva exposición. 

—¿Cuándo? No lo sé, estoy pintando; pensaba que para octubre, pero no me da tiempo a hacerlo. Me gusta mirar mucho la fecha adecuada, ya se verá. 

—¿Qué horóscopo es Felipe Erena?

—Aries. 

—Como el mismísimo Goya. 

Vídeo y fotografías: ESPERANZA CALZADO

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COMENTARIOS

Ermismo de siempre

Ermismo de siempre Diciembre 17, 2023

Una pena que el gran talento que tiene se vea enturbiado por las deudas que tiene.

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