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"O salimos a defenderla o nos quedamos sin sanidad pública"

Por Esperanza Calzado - Febrero 03, 2019
Compartir en X @Esperanza44

En un papel va apuntando datos. Nos lo quiere dejar preparado para optimizar el tiempo, consciente de que los periodistas corremos de un lado para otro. No en vano, viene de familia con fuerte arraigo en los medios de comunicación. Quizá, de ahí proceda esa vena comunicativa que muchos han visto a través de las redes sociales y en televisión, una labor enfocada a un único y primordial objetivo: Defender la sanidad pública de calidad. En La Cruz Blanca nos espera Germán Moreno Zarza, que aunque es de Granada, se siente más de Jaén que El Abuelo. Tiene 45 años y desde 2001 está 'metido' en las cocinas hospitalarias. Pocos mejor que él conocen qué se cocina en un hospital. Se deja muchas cosas en el tintero, imposible de repasar en una entrevista de una hora, pero el miembro de la Marea del Cucharón y de la Plataforma por la Sanidad Pública y de Calidad en Jaén reflexiona sobre cómo están las cosas en la actualidad. Le sometemos al ejercicio de imaginarse que es nombrado delegado de Salud. Estas son sus propuestas.

—¿Cómo y cuándo fue su entrada al Servicio Andaluz de Salud?

—Estudié un módulo de cocina en la Escuela El Valle y luego cursé el título de Experto Universitario en Gastronomía, Enología y Nutrición en la Universidad de Granada. Lo hice con los más grandes de aquellos tiempos, y que lo siguen siendo ahora, como por ejemplo el doctor José Mataix, José Carlos Capel o Ferrán Adriá y Martín Berasategui. Gracias a ese máster obtuve la puntuación para entrar en el Servicio Andaluz de Salud directamente con una vacante.

—¿Cuál fue su primer destino?

—Primero fui al Hospital San Agustín de Linares. Aprendí mucho allí. Nos dieron el certificado AENOR y dimos una comida de una calidad excelente, hasta que empezaron los recortes.

—¿Pero siempre supo que quería enfocar su carrera al sector sanitario?

—Me pilló joven y era una oportunidad. Antes había trabajado en una tienda de vinos, en la Galería de Vinos Caldos en la calle Cerón. Me gustaba mucho porque había estudiado el mundo de la enología. Pero entre medias se me presentó el contrato en el Servicio Andaluz de Salud y me gustó. Hasta ese momento, me habían hablado muy mal de la comida hospitalaria y sin embargo, allí dábamos menús opcionales muy buenos, todo muy controlado y con el certificado ISO de calidad. 

—¿De Linares vino directamente a Jaén o tuvo algún destino más?

—En Linares estuve 14 años y de ahí me trasladaron al Hospital Universitario de Jaén, a excepción de dos o tres días que me llamaron para trabajar en el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda. Cuando llegué a Jaén, en un principio, tenía plaza de pinche y al poco tiempo me pasé a cocinero por promoción interna. 

—¿Tan mala es la comida hospitalaria? 

—No, absolutamente no. En Linares dábamos una comida de calidad muy buena. Es cierto que algunas dietas, por no poder utilizar aliños, sal o especias, no tienen el mismo sabor. Lo que falla en la comida sanitaria ahora es la calidad y eso hace que no sea apetecible.

—¿Cuándo empezaron a notar los recortes?

—En el año 2012, cuando se privatizó el almacén de cocina. A raíz de aquello se cambió el pliego de condiciones en el cual los pescados, por ejemplo, rebajaron la calidad. En lugar de tener pez espada o rosada, se pasó al panga, la perca o la tirapia. Ahí empezamos a notarlo. En las carnes y las frutas, al proceder de un proveedor externo y al no controlarse bien, también se ha ido bajando poco a poco de calidad. 

—Pasó lo mismo que en muchos hogares con la crisis, que tuvieron que recurrir a alimentos más baratos.

—Sí, eso lo entiendo, pero lo que pedimos es que, por lo menos, se cumpla lo que pone en el pliego de condiciones. Entiendo que se cambien platos pero que se ciñan al pliego. Si un enfermo tiene que comer 200 gramos de pescado y 350 de pollo, por ejemplo, no puede ser que cada dos por tres nos den menos cantidad. Así, no solo se baja la calidad sino que no das lo que el enfermo necesita para recuperarse. Eso es muy grave. 

—¿Ha cambiado algo desde que vino a Jaén Alberto Chicote?

—Algunas cosas, pocas. Ha salido a concurso un nuevo jefe de cocina y, por ahora, la única candidata, que no sabemos si la cogerán, es cocinera. Eso ya es un avance. Por otro lazo, a raíz del programa hay muchos productos que ahora cumplen el pliego. Con respecto al peso, debemos seguir detrás de ello. Todavía queda mucho por mejorar, muchísimo.

—¿Spiriman y Alberto Chicote ayudan o entorpecen?

—Ayudan mucho. Jesús Cándel, desde el primer momento, ayudó mucho desde que vino a Jaén y siempre ha estado a favor, sobre todo, de la Marea del Cucharón. Con la plataforma, como había políticos, no estaba muy a favor. Pero a la Marea del Cucharón nos ha ayudado muchísimo. Y con Alberto Chicote me quito el sombrero. Su programa, a pesar de que alguna gente salió decepcionada porque no pudo entrar en la cocina, enfocó objetivamente cómo está la situación, ni más ni menos.

—¿Qué les dijo fuera de cámara?

—Alucinaba pepinillos. No se lo creía y había pescados que no sabía ni que existían. No entendía algunos asuntos como la descongelación.

—¿Qué es más útil, las redes sociales o los medios de comunicación?

—Estoy contento con los medios de comunicación pero porque nosotros hemos trabajado muy bien y los hemos buscado. Entiendo que en una lucha de dos años no podéis estar allí todas las semanas. Aunque son más efectivas las redes sociales. Me gustaría que los medios de comunicación tuvieran más repercusión pero desafortunadamente la gente cada vez se informa más por las redes sociales. 

—¿Cómo se sintió cuando hubo gente que se quejó de la mala imagen que Jaén estaba dando a nivel nacional? ¿Hacía falta llegar a ese punto? ¿No hubiera sido mejor sentarse a hablar primero las dos partes?

—Claro. Si nos hubieran escuchado no hubiera pasado esto. Han sido dos años largos haciendo incidencias repetitivas sobre lo mismo, sobre la falta de calidad, de gramaje... Solo son 200 porque antes lo que hacíamos únicamente era avisar. No nos hacían caso y al final decidimos hacer nosotros las incidencias y llevarlas directamente al director del Complejo Hospitalario. 

—¿Nunca les han llamado desde la Delegación de Salud para sentarse a analizar el problema?

—Solo cuando fuimos a Sevilla, al Parlamento de Andalucía, para la presentación de la Proposición no de Ley hablaron con nosotros. Quedamos en que se iba a hablar sobre la tercera cama y el cierre de la cocina. Solo una vez nos atendió Teresa Vega y nos despachó en diez minutos. No nos hizo ni caso y nos dijo que lo que nosotros teníamos era un problema de carácter laboral de los cocineros y los pinches. Pero era muchísimo más que eso. Yo defiendo por encima de todo la calidad, pero no olvido, tampoco, que se han perdido puestos de trabajo. Y eso es demostrable, por mucho que digan. No se cubren las bajas, etcétera. 

—¿Cómo están los ánimos ahora después de dos años de lucha en la Marea del Cucharón y la decisión de parar las protestas semanales?

—Estamos a la expectativa. Cuando tomamos la decisión no esperábamos lo que después iba a pasar en las elecciones autonómicas. Hemos dado datos de sobra, fehacientes, podemos declarar en un tribunal, pero lo que hace falta es que tanto sindicatos como partidos políticos se impliquen y denunciarlo en el Juzgado o ante la Fiscalía porque es un incumplimiento grave. En esas estamos. Vemos que no hay reacciones y tendremos que tomar algunas decisiones pronto.

—¿Nadie les ha cogido el relevo?

—Nadie. Mucho reunirse con nosotros en el periodo electoral pero nadie ha hecho nada.

—¿Se han sentido utilizados?

—Los que más nos han apoyado son los que menos pueden hacer, que es Jaén en Común. Los demás, se han quedado en buenas intenciones y con eso, mucha gente de la plataforma está enfadada. Seguimos teniendo la esperanza de que ahora pueda pasar algo. Ahora es el momento de que se retraten los políticos, ahora que ha habido un cambio político. Como no cambien las cosas, nosotros volveremos a la calle. Como no abran El Neveral, volveremos a la calle. 

—¿Qué esperan del nuevo Gobierno de la Junta y de la flamante viceconsejera de Salud, jiennense?

—Esperamos que pongan en práctica todo lo que han ido diciendo durante este tiempo. Está muy bien que quieran hacer la Ciudad Sanitaria, pero todos sabemos que eso va a tardar años. Mientras, se podría arreglar el problema de la tercera cama perfectamente abriendo las dos plantas cerradas del Hospital Doctor Sagaz. 

—Pero ustedes ya han dicho que no confían que con la Unidad del Ictus se pueda eliminar la tercera cama.

—No lo tenemos nada claro. La Unidad del Ictus empezó con dos enfermos y esta semana ya se han llenado las 22 camas y la cama triple también está llena. Todas las habitaciones están ocupadas. Nosotros sabíamos que aunque abriéramos una unidad tan necesaria, aunque hemos sido la penúltima provincia de Andalucía en tenerla, menos Huelva que sigue sin ella, todas las camas no se podrían cubrir. Ha sido un engaño y era de lógica. Si la unidad tiene 22 y camas triples hay más de 70, ¿cómo se quitan?

—Dejando de lado el problema de las cocinas, ¿cuáles son los principales problemas que tiene la sanidad jiennense?

—Hay tres grandes bloques. El primero es la falta de personal y recursos en Atención Primaria que hace que ir al médico sea un suplicio. El segundo es el referente a la triple cama. Salvo en algún hospital de Sevilla, que quedan diez o quince, en ningún sitio de Andalucía existen excepto en Jaén. Y el tercero es el problema de las listas de espera, que son tremendas.

—¿Cuál es el problema con las listas de espera? ¿Por qué denuncian manipulación?

—Para que se entienda claramente el problema es que un paciente va al médico, recibe sus papeles conforme que lo han introducido en la lista de espera para operarse y no es así. Tardan varios mess hasta que te mandan una carta que es cuando te comunican la cita. A partir de ahí empieza a contar el tiempo, una vez transcurridos varios meses desde que te detectan la patología hasta que te llega la carta. Por lo tanto, hay un periodo de unos meses en los que están trampeando las listas de espera. 

—El Defensor del Pueblo Andaluz dio un toque de atención a la Junta al Complejo Hospitalario a raíz del caso de una paciente tuvo que esperar 21 meses. ¿Cuántos casos así pueden haber?

—Muchos. El problema es que la gente no pone reclamaciones. Una de nuestras misiones es que la gente reclame, porque es la única manera de que se puede hacer algo. Si la gente se concienciara de que hay que reclamar sería la única manera de intentar hacer algo. Y más en este caso, porque las listas de espera matan. Hay gente que se sabe que ha muerto porque no ha llegado a una operación. 

—¿Cómo ha llegado a parar el tren de lavado al mortuorio del Hospital Neurotraumatológico?

—Eso es una vergüenza. Es indigno que los familiares de los fallecidos pasen mientras que los pinches están trabajando. Se ha puesto ahí porque han comprado otro tren de lavado nuevo y, aunque parezca increíble, no lo han medido, por lo que no puede funcionar porque cuando se suben las compuertas pegan contra el techo, que no se puede alzar por la estructura que tiene el edificio. Impresionante; un desastre. Y ahí están lavando, en mitad del pasillo, transportando el material limpio por los pasillos hasta la cocina, incumpliendo todas las reglas. 

—¿En algún momento han pensado que la realidad supera la ficción?

—Lo de la UCI fue vergonzoso y el Hospital Neurotraumatológico necesita un mantenimiento en condiciones. Se ha metido una empresa privada en el mantenimiento y se han dado algunas irregularidades. Nos da vergüenza. Se rompieron tres latiguillos en menos de un mes y nos llamaba la gente para denunciar, fue increíble. Si a eso le sumas que el mantenimiento de los hospitales está muy mal, ocurren accidentes que se podrían prevenir. 

—Imagínese que mañana lo nombran delegado de Salud en Jaén, ¿cuál sería su primera medida?

—(Ríe). Lo primero que quitaría es la tercera cama. Pintaría las dos plantas cerradas de El Neveral, me llevaría todo el material del Complejo Hospitalario y se acabó el problema de las 50 camas triples que ahora hay en este centro. Además, esto conllevaría un ahorro porque las estancia, de 200 euros, es más barata que la del Complejo, que es de 600. Ahorraría dinero y contrataría personal. Es decir, que mi primera medida sería muy popular entre los políticos: abrir un servicio nuevo, ahorrar dinero, generar empleo y dar más calidad. Además, ya tendría sentido reabrir las cocinas.

—¿Lo segundo y lo tercero?

—Lo segundo, un plan de choque para reducir las listas, si bien es verdad que intervenir a nivel provincial es más complicado. Pero propondría destinar más dinero a Atención Primaria para que no se tarden tantos días en atender al paciente y las listas de espera no sean tan largas. Lo tercero... es que hay tantas cosas. La tercera medida sería incidir en las infraestructuras de la provincia, porque hay hospitales que están muy mal. Abriría el Chare de Cazorla, mejoraría el hospital viejo de Andújar, en definitiva, inversión en infraestructuras. 

—¿Confían en que la viceconsejera de Salud llame a la Plataforma por la Sanidad Pública y de Calidad en Jaén?

—Sí. Conocemos a la viceconsejera, es enfermera, parece una mujer sensata y vemos que sabe mucho del tema y nos ha apoyado hasta ahora. 

—¿Le van a dar los cien días de cortesía?

—Sí, se los vamos a dar, porque creo que es necesario, salvo que hagan algo que lleve a que tengamos que salir a la calle. Si no nos llama ella, pediremos nosotros una reunión. 

—¿Le ha pasado factura estar tan expuesto en las redes sociales y medios de comunicación?

—Ha pasado un poco de factura, sí. Todo lo estoy haciendo fuera de mi horario laboral. Son muchísimas horas, viajes, reuniones, redes sociales, etcétera. A veces, mi familia me dice que siempre somos los mismos los que damos la cara pero es verdad que mi pareja y mi familia están muy orgullosos de lo que hemos hecho. Al final, reconocen que es una labor que alguien tiene que hacer.

—¿Ha recibido algún tipo de presión?

—Sinceramente, al principio alguna pero, luego, ninguna. Al principio algún toque de atención en el Complejo Hospitalario, pero nunca de forma directa. Sí nos dijeron que estábamos dando mala imagen, pero nada más. 

—¿Cuántas cosas buenas tiene nuestra Sanidad?

—Muchísimas. De hecho, a pesar de bajar puestos, está entre las mejores del mundo. Lo que pasa es que cada vez se privatiza más nuestra sanidad pública y eso es un problema. 

—No me quiero olvidar de Salud Responde, que siempre ha estado con vosotros. 

—El trabajo precario hace que el servicio que prestan no sea el más adecuado. Por eso lucharemos para que sea una empresa pública quien lo preste. Además, hay una proposición no de ley que no se ha cumplido y, al igual que la Marea del Cucharón, están a la expectativa del nuevo Gobierno autonómico. Pero lo que está claro es que no vamos a dejar de luchar para defender la sanidad pública y de calidad.

—¿Cómo ve la sanidad cuando usted tenga 67 años?

—Esperemos que mejor que ahora aunque habrá que trabajar mucho en ello porque la población envejece y los recursos son cada vez menores. Si hay que subir los impuestos, habrá que hacerlo o hacer algo. O salimos a la calle a luchar o nos quedamos sin sanidad pública. 

—Un último mensaje.

—Quiero recordar que los compañeros de las cocinas cada vez están mejor preparados, con estudios en nutrición y gastronomía. No somos cuatro personas sin estudios, debemos tener el Grado Medio para pinche y el Superior para cocinero. Se pide mucha más formación a los profesionales de una cocina hospitalaria que, por ejemplo, en una residencia. 

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COMENTARIOS

Francisco Gómez Jiménez

Francisco Gómez Jiménez Febrero 03, 2019

Gracias Germán por dar la cara una vez más , si la ciudadanía de Jaén se implicará solo un 1% de lo que tú lo haces, muchas cosas cambiarían. Un abrazo

responder
Maria Del Señor Caballero Teruel

Maria Del Señor Caballero Teruel Febrero 03, 2019

Gracias por tu honestidad y dar la cara en tantas ocasiones . Seguiremos luchando por cambiar las cosas y mejorar por nuestros pacientes. Gracias Germán Moreno

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