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"El tren de la digitalización y la economía verde no se nos puede escapar"

Por Esperanza Calzado - Septiembre 05, 2021
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Siente el orgullo de haber nacido en la que considera una de las ciudades más bonitas de la provincia y lo lleva por bandera. Casi sin darse uno cuenta puede pasar horas charlando con Inmaculada Herrador Lindes (Úbeda, 1975) y quedarse fascinado de su pasión por Jaén, amén de su extenso conocimiento sobre la realidad socioeconómica del mar de olivos.

Es directora en Fundación Plan Estratégico pero su currículum bien daría para escribir un reportaje sólo por sí mismo. Mujer inquieta donde las haya, ese ímpetu la llevó desde bien joven a trabajar por y para su tierra. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales en Universidad de Jaén, forma parte de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén, además de la asociación Hilos para Educar. Hoy, el zoom descubre un poco más a una de las personas que, quizás, tengan la mejor radiografía de Jaén.

—Antes de comenzar la entrevista le comentaba que repasar su currículum es un tanto abrumador al comprobar la cantidad de proyectos en los que ha participado y en los que está. ¿Usted de pequeña con qué soñaba ser de mayor?

—Me gustaba el arte dramático y la farándula, pero la verdad es que desde muy pequeña supe que quería ser economista y dedicarme a la economía. Recuerdo que desde chiquita me hacía libretas de ahorro para gestionar la paga que me daban. Le estoy hablando de que tenía nueve o diez años. 

—Es de esas profesiones que deben ser vocacionales. 

—Es cierto que muchas personas estudian Empresariales porque no sabían que hacer, porque la nota no les daban para cursar otra carrera universitaria o que, simplemente, no sabían qué hacer. Mi caso no fue así. Yo tenia nota suficiente para haber estudiado muchas otras carreras pero mi opción fue esa por vocación. Hice una buena carrera, con buenas calificaciones, porque me gustaba, me motivaba y me interesaba. Además, la hice en la Universidad de Jaén con grandes profesionales docentes que, después, han sido compañeros en el Departamento de Economía y en el de Administración de Empresas. Acerté a la hora de elegir.

—¿Cree que el perfil de economista cobra ahora una especial importancia?

—Lo bueno que tiene esta carrera es que la salidas profesionales son muy amplias. Van desde llevar una contabilidad hasta gestionar una empresa. La rama que más me gustaba era la micro y macro economía y he tenido la suerte de poder dedicarme a esa rama. Así que he tenido la gran suerte de poder trabajar en mi provincia, de lo que me gusta y en la rama que más me motiva. Me considero una persona afortunada.

—Vamos a profundizar en esa carrera profesional. Empezó a trabajar prácticamente recién licenciada.

—Sí. Siempre he sido una persona muy inquieta y me ha gustado siempre participar en muchas cosas. Ya en la Universidad estaba en la Junta de Facultad, en asociaciones de estudiantes, era delegada de curso... Siempre he tenido muchas inquietudes y tuve la suerte de que nada más acabar la carrera Antonio Martín Mesa, catedrático de Economía Aplicada, me entrevistó porque estaba buscando a una persona para trabajar como técnico en la oficina de la Fundación Estrategias. Él no había sido mi profesor, pero sí José Duro Cobo, otro gran economista, y nos puso en contacto. Ahora hará 23 años que empecé a trabajar, el 9 de septiembre. Recuerdo que fue cuando empezamos a abrir la oficina técnica, que por entonces estaba en la antigua Escuela de Magisterio y prácticamente el primer día lo que hice fue comprar bolígrafos y folios. Estaba todo por hacer, Antonio Martín Mesa confió en mí y ahora soy directora desde 2009. Aquí seguimos 23 años después.

—De tener que comprar bolígrafos a convertiros en un organismo sobre el que pivotan las decisiones que se toman en la provincia porque son los que tienen los diagnósticos. ¿Supone mucha responsabilidad?

—Desde un primer momento hemos tenido claro que teníamos que ser el 'tanque de pensamientos' de la provincia de Jaén porque lo que se pretende es escuchar a la sociedad, tomar nota y sacar conclusiones. Pero, sobre todo, que se plasmen en un diagnóstico y en unas propuestas que no sólo partan de las administraciones, que también, sino de los colectivos, instituciones, colegios profesionales, etcétera. Es verdad que desde un tiempo a esta parte, hemos ido generando una serie de herramientas como el Cuadro de Mando Integral, el portal de indicadores de desarrollo, la sección de impacto de la crisis del Covid-19 o el Observatorio Económico que ponen encima de la mesa las actuaciones que se deben acometer pero que, a mi modo de ver, son imprescindibles para la toma de decisiones. Soy una persona que creo mucho en la necesidad de contar con datos a la hora de tomar decisiones, sea desde lo público o desde el sector privado. Es esencial, en cualquier proyecto, tener una información suficiente para saber si es necesario y, después, para evaluarlo una vez ha sido ejecutivo. Porque muchas veces se llevan a cabo actuaciones, con buena intención, pero no dan el resultado esperado.

—Siempre se habla del inmovilismo de los jiennenses pero al participar en dos de las comisiones del Plan Estratégico he podido comprobar lo involucrados que están los agentes sociales con su tierra. ¿Es un falso mito?

—Más que inmovilismo, es indefensión aprendida. Muchas veces lo que tenemos son complejos, la sensación de que Jaén no vale lo suficiente. Debemos quitarnos ese lastre, tenemos grandes potencialidades en la provincia y debemos aprovecharlas. Después de 23 años tengo la sensación de que no le sacamos el suficiente partido a las fortalezas que tenemos. Por ejemplo, hay una idea generalizada de que la industria no tiene peso en nuestra economía y no es así. Da empleo a más personas que el sector agrario y genera más valor añadido. Como eso, tenemos muchas ideas preconcebidas que nos lastran. Otra de ellas es pensar que las almazaras son sector agrario y no es así. Son industrias. 

—Justo va a dar usted en la clave porque habrá quien esté leyendo esta parte de la entrevista y se sorprenderá al leer la importancia que tiene la industria para Jaén.

—Hay varias claves para hacer la afirmación. Primero, tenemos una industria en cada municipio teniendo en cuenta que, de media, tenemos más de dos almazaras en cada localidad. Además, tenemos un sector del plástico muy potente en la Sierra Sur. También tenemos un sector de la arcilla potente, como el de la madera, aunque ha venido algo a menos. Por supuesto tenemos un sector olivarero muy potente, pero también metalmecánico. Son sectores que pivotan en torno a los centros tecnológicos, que son otra de nuestras potencialidades. Sin olvidar a Atlas que creo que en los próximos años va a dar que hablar porque se están haciendo proyectos con drones muy interesantes.

—Está claro que la Diputación apuesta por Jaén pero ¿y el resto? ¿Respaldan esas potencialidades?

—Es verdad que no le han dado ese trato diferencial que requiere Jaén. Es una provincia que históricamente ha tenido tasas de paro mayores, tenemos unos datos demográficos preocupantes con pérdida importante de población y unos indicadores que ponen de manifiesto que quizás se tendría que haber hecho una inversión diferencial. La licitación de obra pública de la administración del Estado y de la Junta en las últimas décadas no indican que no sólo no se ha hecho sino que se invierte mucho menos que en otras provincias andaluzas y españolas. Yo sí le pediría a las administraciones, fundamentalmente autonómica y estatal, una discriminación positiva. Es verdad que con el Plan Activa Jaén se invirtió más que la media del resto de España pero después, el diferencial. 

El desarrollo de la provincia no pasa solo por las administraciones. Es esencial el papel de los empresarios y que haya un tejido productivo dinámico, con iniciativa, que invierta en la provincia. Porque, al final, los que generan empleo y riqueza en un territorio son las empresas. La administración está para ayudar, acompañar y facilitar la tarea al empresario, pero ellos son los que generan economía. Tenemos un lastre histórico importante, salvo honrosas excepciones con grandes empresas, de no haber tenido un empresariado que crea en nuestra provincia. Te pongo un ejemplo: hay veces que se licitan ofertas para proyectos y muchas veces se quedan desiertos. Eso es una pena.

—Después de 23 años ¿llega el día que se desespera de ver cómo algunos proyectos no se ejecutan a pesar de que ya claman al cielo?

—(Ríe) Hay algunos que desesperan porque los hemos visto nacer con el primer Plan Estratégico, los hemos retomado con el segundo y hoy por hoy siguen sin ser una realidad. Cito dos ejemplos que me parecen sangrantes. Uno de ellos es el Museo de Arte Íbero, que 23 años después todavía no sea una realidad completa. El segundo ejemplo hace referencia al olivar. Se planteó que Jaén debería tener un laboratorio arbitral y dirimente del aceite de oliva. Pero aquí cuando se quiere decidir sobre las muestras del aceite hay que mandar a Sevilla, Madrid o Granada las muestras porque no hay un laboratorio. Somos los más preparados para tenerlo y es un clamor porque no tiene sentido que ningún laboratorio autorizado esté en la provincia de Jaén. Por no hablar de proyectos ferroviarios que ni siquiera han dado el primer paso.

—¿Y en el lado contrario?

—El que se haya avanzado, aunque no estén terminadas, en la A-32 y en la A-316 me parece esencial, aunque no lo hacen al ritmo que hubiéramos deseado. Uno de los proyectos que más se han consolidado son los centros tecnológicos, que me parecen fundamentales para consolidar la I+D+i en la provincia. Geolit es otro de los logros y tiene un potencial enorme. Por no hablar de la calidad del aceite de oliva cuyo cambio ha sido drástico en estos 23 años. Hay un antes y un después. Hemos pasado de no ganar ningún premio a acapararlos casi todos y apostar por esa calidad ha sido un gran acierto. En su momento, las agendas locales 21 también hicieron un gran papel y ahora queda el paso de pasar a la Agenda 20/30. También son una realidad los planes comarcales de cultura y deporte, con una labor esencial que se está haciendo desde las comarcas con las asociaciones de desarrollo. Al final, lo que queda de estos 23 años es el camino, el definir qué queremos ser. Aspiramos a un Jaén industrial, por la innovación, cultural y educativo, paraíso interior, centro mundial del aceite de oliva, bien comunicado y a un Jaén por el bienestar y por el empleo. Esas son las grandes líneas estratégicas y para lograrlo debemos remar todos en el mismo camino. Solo así nos irá mejor.

—No hay evento de empoderamiento femenino en el que no esté presente de alguna manera. ¿La mujer jiennense está empoderada?

—A la mujer jiennense le queda mucho para poder considerar que está empoderada. Todavía hay grandes desigualdades. Es verdad que existe una igualdad legal e, incluso, hay discriminaciones positivas en algunos aspectos. Pero de ahí a la igualdad real todavía hay un gran salto. Es desmoralizante que las mujeres de la provincia tengamos de las tasas más bajas de actividad de España y, a la vez, las de paro de las más altas del país. Para nosotras siempre hay crisis económica. Incluso en los mejores momentos, nosotras hemos tenido tasas de paro superiores al 20 por ciento teniendo unas tasas de actividad mucho menores que la de los hombres. ¿Por qué existe esa desigualdad real? No solo existe en el mercado laboral sino también en nuestras casas. Me siento muy contenta de poder contribuir a que se visibilice, de que se haya ido reduciendo ligeramente en 20 años, y allí donde me llamen para hablar de igualdad y poner en valor el trabajo que hacemos las mujeres allí me encontrarán y estaré.

—También está en el ámbito educativo. ¿Qué es Hilos para educar?

—Participo en una asociación, Hilos para educar, que nació hace unos años a raíz de la inquietud de unas docentes que creen que otra educación es posible. Tuve la suerte de que tanto mi hijo como mi hija estudiaran Infantil con unas docentes que utilizaban metodologías activas de aprendizaje y fórmulas innovadoras. Cuando conocí que otra educación es posible, un grupo de padres las animamos a que crearan una asociación que orientara a las familias a cómo educar a nuestros hijos y, a su vez, animara a otros profesores a seguir sus pasos. Tenemos grandes docentes y creíamos que su trabajo se tenía que poner en valor y servir de referente para otros compañeros dentro y fuera de la provincia.

—Para usted es importante la educación.

—Ahora mismo, la educación es cuestión de suerte. Ya no solo del colegio que le toque a tu hijo, sino del profesor o profesora que le toque. Quiero pensar que todos los menores deben tener las mismas oportunidades y no debe ser cuestión de suerte. Hoy en día se da el anacronismo de que un docente del siglo XX está educando a niños del siglo XXI con metodología del siglo XIX y eso hay que cambiarlo. Son muchas las cosas que me preocupan como el medio ambiente, el empleo, la discriminación, la igualdad... pero la educación está en la raíz de todo eso. Si tenía que involucrarme en alguna asociación de forma más importante pensé que donde más podía aportar sería en una de ámbito educativo. Porque soy de las que pienso que para cambiar todo lo que me preocupa, la esencia es la educación.

—Es meritorio que tras cuarenta minutos de entrevista todavía no hemos mencionado la pandemia por Covid-19. Tengo la sensación de que Jaén está aguantando mejor el tipo que en otras zonas. ¿Es así?

—La realidad es que cuando hay una crisis económica normalmente a Jaén le afecta menos y después. Cuando la recesión se notaba de forma brutal en España en 2008 y 2009, en nuestra provincia nos empezó a afectar de verdad en 2010 y 2011. Igual que no nos afectan tanto las crisis, lo cierto es que nos recuperamos más despacio. También es una realidad que esta crisis en concreto nos ha afectado un poco menos porque uno de los sectores más castigados, sobre todo al inicio, fue el turístico. En Jaén el peso es mucho menor que en otras provincias como Málaga y, además, nuestro turismo es fundamentalmente nacional, y sobre todo andaluz, por lo que también se han notado menos. Otro sector que no se ha visto afectado es el agrario, que se ha sumado al aumento de los precios del aceite de oliva. Eso ha hecho que el sector agrario haya tirado positivamente de nuestra economía. Finalmente, en nuestro sector industrial, en el caso del ladrillo, la construcción se ha reactivado porque la gente está ahorrando y reformando sus viviendas. 

—¿Qué le preocupa entonces de la actual situación económica?

—Lo que me preocupa realmente es el sector de la automoción, y en concreto Valeo. Los últimos datos que barajamos hablan de una caída de un 30% de las exportaciones de la provincia de Jaén motivada por los aparatos eléctricos y sobre todo alumbrado. Eso dice que Valeo está dejando de vender muchos millones de euros, pasando de más de entre 40 o 50 millones mensuales a unos 19, si mal no lo recuerdo. Por lo que estamos dejando en el camino unos 30 millones de euros mensuales de venta al exterior. Así que vamos a ver qué pasa con el sector de la automoción y vemos cómo evoluciona el mercado internacional, que es el que dependemos en este caso.

—Y el futuro...

—El sector agrario va bien, el resto del sector industrial parece que va mejor, pero yo creo que tenemos una gran fortaleza y posibilidad. Con el Covid se está viendo a las zonas rurales como zonas ideales para vivir alejadas de las grandes ciudades. Hay mucha gente que está volviendo a los municipios, tanto que en 2020 tuvimos un saldo migratorio positivo. Se ha visto que el teletrabajo es posible, con lo cual hay gente que se ha vuelto a los pueblos y eso es una posibilidad. Otra está en las empresas tecnológicas. Muchas están viniendo a Jaén, sobre todo relacionadas con la seguridad digital, porque el metro cuadrado es barato, también es más barato para el empleado porque el coste de vida es menor que en Madrid, por ejemplo; pero es que además hay menos movilidad laboral con lo que se fija plantilla en las empresas y se aumenta la fidelidad. 

Creo mucho en la digitalización y en su futuro para crear una industria 4.0. Creo que por ahí hay que apostar y por tener una provincia más verde. Llevamos años diciendo que hay que hacerlo y ahora nos lo dice la Unión Europea. Estamos perfectamente alineados con la Agenda 20/30 de la ONU y si van a venir ayudas para empujar en ese sentido tenemos que aprovecharlo. Este tren no se nos puede escapar, como tampoco el de la logística.

—Última pregunta que más de uno pensamos. ¿Nunca le han tentado para pasarse a la política, allí donde se toman las decisiones?

—No.

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