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"Hay motivos de peso que impiden que hagamos estación en la Catedral"

"Hay motivos de peso que impiden que hagamos estación en la Catedral"

Por Javier Cano - Abril 10, 2022
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Como economista y gestor administrativo, como jiennense comprometido con sus tradiciones o como piloto de rally, Juan José Romero-Ávila García (Jaén, 1952) parece haber nacido para ocupar podio, si se tiene en cuenta que en todas sus facetas ha dado que hablar mucho y bien, normalmente.

En pleno Domingo de Ramos, este nombre propio del mundo cofrade local en cuyo ensolerado apellido compuesto conviven con naturalidad la gracia currista y la sobriedad castellana, este periódico acerca a sus lectores el perfil pasionista de quien lo ha sido casi todo en el universo de las hermandades. Crítico pero respetuoso y elegante a la par, el que fuera pregonero de la Semana Santa del mítico año 2000 y de algunas de las exaltaciones de mayor relumbrón responde a la entrevista contrajaenera de la primera Semana Santa pospandémica. 

—Décadas como cofrade, señor Romero-Ávila, a sus espaldas. Usted que ha sido hermano mayor, pregonero, vicepresidente de la Agrupación..., ¿sigue sintiendo esos nervios, ese no sé qué previo a los días grandes de Jaén, o la edad todo lo suaviza?

—¿Décadas? Yo diría que más de seis décadas; tengo testimonios gráficos, muy pequeño, vestido de blanco y verde, con mi abuelo, que fue quien me metió en la Cofradía del Perdón, y ahí sigo. Yo siento lo mismo, la incertidumbre es siempre la misma, en estos días empiezo a mirar que si el tiempo, si hará calor, si hará frío, si lloverá... Y este año, después de los dos que llevamos castigados en casa, sin salir, por el dichoso coronavirus, esa cosilla en el estómago se mantiene. No sé si le pasará a todo el mundo, pero yo la mantengo. 

—Días de preparativos, de poner a punto lo que lleva dos primaveras metido en el armario...

—Preparar la túnica en casa, la medalla, los guantes, lo ultimas todo y a esperar que llegue el Miércoles Santo, a las cuatro y media de la tarde, que te revistas y te bajes para la parroquia de Cristo Rey.

—Porque usted es cofrade de varias hermandades, pero su procesión es La Esperanza, ¿no?

—Sí, sí. Bueno, cuando joven salí de nazareno en alguna otra hermandad, pero donde no he faltado nunca ni lo haré mientras el Señor me dé fuerzas es delante de la Virgen de la Esperanza, sí. 

—La pandemia, Juan José. Si se echa la vista atrás, parece mentira que esta Pasión sí vaya a ser la del regreso. ¿Cómo ha vivido usted estos años de coronavirus, en lo personal y en lo cofrade?

—En lo humano nada más que regular, porque al principio de la pandemia caí enfermo, fui de los primeros. Ingresé en el hospital un 30 de marzo, cuando te asustabas al ver la televión y ver que morían todos los días mil quinientas o dos mil personas. Allí me tiré unos pocos días, pero Ellos siempre me ayudaron.

—¿Ellos?

—Nuestros titulares..., y Dios, que fue el que hizo el milagro de que pudiera salir, y salí bien, no tengo ningún tipo de secuela, gracias a Dios. ¡Imagínate el inicio mío de la pandemia cuál fue! ¿Y el resto de los años?, pues como todos, con mucha incertidumbre: ha habido un parón económico, personas que se nos han ido por culpa de este dichoso bicho. Afortunadamente, cofradieramente hablando, ves que parece ser que si no pasa nada (que ya lo veo irremediable), hoy veremos salir a la Borriquilla por las puertas de Belén y San Roque. El resto se nos ha complicado con otras cuestiones que sabemos que están desgraciadamente de actualidad, pero bueno, hay que confiar en que saldremos: hemos salido de otras, ¿por qué no vamos a salir de esta?

—Cambiar las mascarillas por los caperuces...

—Efectivamente, ese va a ser el primer cambio. 

—Después de una larga trayectoria, Juan José Romero-Ávila ha alcanzado ya en la tribuna de la veteranía, de la experiencia. Una solera que, hace ya algunos años, se unió a la de otros históricos de la Semana Santa de aquí para formar la Tertulia Cofrade Calle Maestra: un grupo de amigos con una pasión común (nunca mejor dicho), que van ya para una década de actividad. 

—Más de una década, empezamos en 2008. Con tres amigos muy conocidos del ámbito conocido jiennense, tuvimos esa idea. Ya estábamos 'jubilados' de nuestras respectivas responsabilidades en las cofradías y decidimos juntarnos alrededor de un plato de queso y un vaso de cerveza. Luego fuimos incorporando a miembros de más cofradías, siempre con una condición: no estar en la junta de gobierno de ninguna hermandad. 

—La excusa del queso y la cerveza son más que suficientes pero, siguiendo con el argot gastronómico, ¿qué se cuece en esas reuniones?

—El paso de los años, las canas te dan una perspectiva muy distinta de las cosas, y desde el cariño, siempre desde el cariño, nos juntamos de qué hemos visto, qué ha pasado, de qué nos hemos enterado, de esta cofradía, de la otra, del señor obispo recién llegado... Nos permitimos hacer nuestros comentarios y sacamos nuestras conclusiones, que luego después no van a ningún sitio. Y sobre todo, no perder el contacto con el mundo cofrade, como cofrades de a pie de nuestras hermandades. 

—Comentarios y conversaciones entre amigos, sí, que en teoría no traspasan las paredes de su 'sede social' pero que más de una vez han levantado cierta polvareda, que han generado ríos de discusiones en las redes.

—Dios sabe que no lo hacemos para que nuestras opiniones pesen, pero sí es verdad que a veces nos permitimos dar un consejo (desde la amistad y el hacerlo lo mejor posible) a quien sea, llámese Agrupación, llámese cofradía. Y efectivamente nos consta que alguna vez se nos ha tenido en cuenta, pero es nada más que eso: que entre los nueve que estamos en el grupo sumamos muchos años en el carné de identidad y de experiencia cofrade y quizá sea eso lo que hace que se nos escuche. Otras veces les entra por un oído y les sale por otro. 

—Es que esos currículos imponen, Juan José: usted mismo, pregonero de la Semana Santa, de La Esperanza, de Nuestro Padre Jesús, del Cruz de Guía, del Siete Espadas de Dolor, vicepresidente de la Agrupación de Cofradías..., y casi eterno hermano mayor de El Perdón.

—Hermano mayor de El Perdón durante catorce años, porque el Obispado no tenía normativa al respecto, la sacó en 1992 y yo ya era hermano mayor desde 1984; estuve también los dos mandatos estatutarios y al final sumé esos catorce años, que me parecen una burrada. 

—¿Satisfecho de aquel periodo en primera línea?

—Muy satisfecho, tuve la suerte de rodearme de un grupo de gente muy bueno, con muchas ganas de trabajar en aquellos años en que había mucho que hacer en las cofradías. Tuvimos la suerte de hacer mucho no en lo estético, en lo externo (que también), sino en lo interno, que en el mundo cofrade es lo más importante, desde mi humilde punto de vista. Ahí quedó. 

—No se lo tome a mal, que está estupendo, y además se llevan las canas, ¡pero es que ha vivido usted en primer plano, de manera activa, los últimos cincuenta años de la Semana Santa de Jaén!

—Pues sí, yo llego a la Agrupación de Cofradías con Juan María Cobo Vera, que en gloria esté; la verdad es que no soy capaz de recordar el año, pero sí que yo era el miembro más joven del pleno, eso se comentaba. Estuve hasta el año 98, que por la normativa de entonces, que ya ha variado, obligaba a dejar el pleno si dejabas el cargo en tu cofradía. Ese fue el motivo por el que me marché de la Agrupación. 

—Más de uno apostaba por usted como presidente. ¿No le tiraba el sillón, el cargo?

—Yo tengo una forma de ser que cuando digo hasta aquí llegó, llegó. Dije que me marchaba del mundo activo de las cofradías, que eran muchos años, que había abandonado mucho a mi familia, porque el mundo cofrade absorbe bastante. Dije de hacerme cofrade de a pie, mientras mis piernas y el Señor me lo permitan saldré el Miércoles Santo pero, activamente, pero yo ya no quiero saber (activamente) nada del mundo cofrade. En el 98 me corté esa 'coleta'. 

—Medio siglo en las filas nazarenas, en las juntas de gobierno, son muchos años. Habrá acumulado usted muchas experiencias, vivencias, momentos... Con el Señor de la Salud hoy ya en las calles, señor Romero-Ávila, si hace un balance, ¿todo es positivo, o ha habido de todo?

—Yo diría que positivo en el 99 por ciento. Hay que recordar aquellos años, entonces El Perdón salía el Domingo de Ramos, y esa misma mañana íbamos a coger lo que llamábamos el verde, que era con lo que adornábamos los tronos; luego poníamos quince docenas de claveles y poco más, esa era nuestra vida cofrade (y la de todas las hermandades) el resto del año. Evidentemente, se ha evolucionado en todo: la vida interna, la conexión con las parroquias (eso es importantísimo), la formación del cofrade... Nos falta mucho que recorrer, pero se ha avanzado mucho. 

—Ni un reproche, pues.

—Hombre, hay algún aspecto negativo, pero no creo que deba señalarlo, es un tema polémico...

—Lo cortés no quita lo valiente, dice el refrán.

—Me refiero al tema de los costaleros; yo no estoy en contra del costal, se ha impuesto, es lo que se lleva, lo que la gente joven demanda y me parece magnífico que casi todas las cofradías de Jaén lleven, a día de hoy, sus pasos a costal; pero igual que copiamos muchas cosas de otras ciudades (en este caso, Sevilla), esas cuadrillas que vemos, cuarenta chavales detrás del paso..., ¿qué hacen ahí? Esa es una de las cosas que personalmente critico, que no me gusta. El costalero debe ser una persona discreta, salir donde se cambian los turnos, estar un poco como desaparecido y no detrás, que parecen los de la cruz de promesa. Pero bueno, es una opinión solo.

—El polémico 'cangrejeo'. Ya que habla de los costaleros y sus costumbres, ¿ha asumido ya como propio de Jaén el dialecto y hasta el acento que se gastan quienes guían o portan los tronos?

—Una cosa conlleva la otra; efectivamente, ese léxico, e incluso ese acento que se utiliza por parte del capataz, muy sevillanizado... Yo puedo decir una palabra, ¡pero que a estas alturas de la película utilice ese acento! Es lo que se impone, lo que se lleva, y tenemos que estar a la moda. Esta es una más y tenemos que aceptarla, bienvenida sea si con eso somos capaces de seguir atrayendo a gente, cosa que por otra parte parece que empieza a flaquear.    

—Hace tiempo que se habla y se escribe de una nueva crisis cofrade, ha reaparecido ese concepto en las conversaciones y en las páginas, de papel y digitales. 

—Cuando estamos viendo llamadas por parte de hermandades de Málaga, una gran ciudad, con una gran Semana Santa, que no hay hermanos de luz ni hombres de trono... Sabemos que en Jaén también pasa, aunque no queramos sacarlo a la luz: hay hermandades que este año, 2022, van a tener problemas. Ojalá todo quede en un mal pensamiento, pero yo creo que la Semana Santa, como todo en la vida, es cíclico. No quisiera pensar que estos dos años de parón nos hayan servido para empezar la cuesta abajo, pero ese indicativo no me gusta. 

—Costaleros, hermanos de luz... ¿A eso se refiere, verdad?

—Hay cofradías en Jaén que tienen problemas no ya de hermanos de luz, que ha sido un mal endémico que Jaén ha tenido toda la vida; menos con Nuestro Padre Jesús, que ha llevado siempre unas filas interminables de personas vestidas de negro, el resto hemos ido siempre muy justitos de nazarenos, pero este año se extiende eso a los chavales capaces de llevar un trono; hay algunos a los que les sobra gente y a otros, les falta. 

—Un ilustre tertuliano de 'Calle Maestra', el inolvidable Luis Escalona Cobo, insistía constantemente en que el auge de nuevas cofradías en la capital jiennense podía estar detrás de situaciones como esta que comenta. ¿Secunda esa opinión?

—Claro: Jaén tiene las limitaciones que tiene, para todo, y en esto del tema cofrade también. No soy capaz de decir cuántas cofradías salen ya a nuestras calles, y que yo sepa dos hermandades más en cartera, pendientes del plácet del Obispado, ya con sus imágenes y todo, porque aquí, en Jaén, comenzamos la casa por el tejado; dos pasos nuevos que se incorporan este año, y yo creo que tenemos muchas limitaciones. Esto no va a ir a mejor, sino a más. 

—Sabía de lo que hablaba Luesco...

—Él, con la sabiduría que tenía en muchísimos aspectos, uno de ellos el cofrade, decía eso, que adónde íbamos en Jaén, que la ciudad no tiene entidad para tener tanta cofradía; y lo digo con el cariño que les tengo a todas, sé el trabajo que hacen para salir a la calle, pero...

—Otro de los asuntos en los que siempre insistió el ilustre expiracionista fue el de hacer estación en la Catedral. ¿Está usted en su misma línea de reivindicación de esa costumbre perdida?

—Sí, sí, totalmente, lo he reivindicado siempre que he podido, incluso en mis pregones, especialmente en el de la Semana Santa del año 2000. Cuando decimos que salimos a hacer estación de penitencia, ¿realmente dónde la hacemos? Si entráramos a la Catedral, realmente la haríamos, tendríamos allí al Santísimo expuesto, al Santo Rostro (que sería una maravilla), pero aquí, por circunstancias que todos sabemos pero que nadie se atreve a decir, es algo intocable. El otro día, al flamante pregonero, Manuel Contreras, y con la amistad que los une, le recordé que yo lo había reivindicado en mi pregón y que él lo hizo también en su pregón de Gloria del año 2000. 

—¿No lo llevaba 'en carpeta' el pregonero de 2022? 

—Eso le dije, que qué había pasado, que me había quedado esperando que hablase de la entrada a la Catedral. Me argumentó que no había visto el momento, pero que por supuesto sigue pensando igual. Es algo perfectamente posible, hay estudios sobre ello.

—Pero, ¿por qué no se puede entrar, qué o quién lo impide?

—Hay motivos de peso (nunca mejor dicho lo de peso) que impiden que las cofradías podamos hacer esa verdadera estación de penitencia. Tenemos un señor obispo nuevo, aprovechemos la situación, expongámoselo. Se lo comenté también al presidente de la Agrupación de Cofradías. 

—Esta entrevista, como toda procesión que se precie, va de recogida. Juan José, sinceramente, con el corazón en la mano: ¿qué carrera prefiere, cuál le apasiona más? ¿La de Bernabé Soriano un día de Semana Santa, o una de esas en las que saca usted su lado más heroico al volante de un coche de rally?

—[Ríe]. Evidentemente, la carrera oficial de nuestra Semana Santa, eso está claro. Las carreras de coches, de las que he sido muy aficionado, participante activo hasta hace dos años, también me encantan; sin ir más lejos, el pasado fin de semana acudí a una de espectador y mantengo muchos amigos en ese mundo del automovilismo, sigue siendo mi segunda pasión; pero la primera es el mundo cofrade.

Fotos y vídeo: Esperanza Calzado

 

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