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"La cultura parece que despierta del letargo veraniego"

Por Esperanza Calzado - Noviembre 18, 2018
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Con ella se cumple el dicho de que emigró por amor. Llegó a Jaén ahora hace 13 años, con la maleta en la mano y un contrato de prácticas. No tiene 'padrino' que le abra las puertas pero no decae en su tesón por dedicarse a una profesión que ama. De no haber sido periodista se hubiera decantado por la docencia o trabajadora social, perfiles que casan a la perfección con su carácter activista, siempre al lado de las causas más necesitadas. Con una sonrisa siempre, Paz Madrid Redoli (Málaga, 1985) se toma un café en la sala ambulante del Zoom de Lacontradejaén para analizar el movimiento cultural jiennense y descubrirse como persona.

—¿Alguna vez le han preguntado si Paz Madrid es un nombre artístico?

—Efectivamente, así ha sido. De hecho el otro día me dijeron en clase de swing que si lo de 'Madrid' me lo había puesto como nombre artístico. Madrid es el apellido de mi padre, que además es de Madrid, aunque es del Rayo Vallecano (ríe). El segundo, Redoli, sí que es verdad que no es algo peculiar y también me dicen que lo utilice. En ningún caso los apellidos son artísticos, aunque sí el nombre. Realmente me llamo María de la Paz. Lo he acortado y al final creo que el nombre funciona y genera sus bromas. 

—¿Por qué decidió venir a Jaén?

—Llegué un verano de prácticas en la carrera de Periodismo. Yo tenía aquí mi pareja. Recuerdo que llegué a la redacción de Canal Sur y los compañeros no entendían cómo me venía de Málaga a Jaén, cuando en verano es todo lo contrario. Desde entonces llevo trece años contando la historia de que fue por amor por lo que llegué a esta ciudad. Me quedé por trabajo y aquí sigo, luchando por que se me quiten las ganas que muchas veces me dan de probar suerte en otro sitio. 

—¿Sigue con su pareja, por la que se vino por amor?

—Sí, a día de hoy continúo y la verdad es que ya vas echando raíces, y si son suficientemente fuertes, al final hace que te quieras quedar. A veces le comento a mis amigas que este va a ser el último año que le doy a Jaén, que el que viene me lo replanteo, pero al final me dicen que estarían muy tristes si me voy de aquí y, al final, siempre me lo replanteo.

—¿Qué fue lo que más le impactó cuando llegó a la ciudad?

—Mi pareja es músico y diseñador gráfico, y recuerdo llegar a Jaén como una ciudad nueva y ver el Paseo de la Estación  con tantos carriles de coches y me dio el símil a Madrid, ciudad que conozco muy bien. Cuando salíamos por la noche, por la ruta de bares con música, donde te invitan en prácticamente todos los sitios... Eso me sorprendió. Ese día creo que estuvimos en siete u ocho locales diferentes, desde el Siete Budas hasta el Iroquai. Me impactó cómo una ciudad como Jaén tenía casi más rutas de bares para escuchar música alternativa no comercial que Málaga; era sorprendente.

—Eso ha cambiado.

—Sí, por desgracia. Vimos a Jaén en plena ebullición, con conciertos de Guadalupe Plata un martes o un miércoles por cuatro euros y mira dónde hemos llegado. Es verdad que en cuanto a los bares y la legislación ha pasado de todo. Había locales que tenían una licencia que la perdieron y siempre hubo dificultades para este sector. 

—Dentro de la profesión está 'calificada' como periodista cultural. ¿Se considera así o le gustan otros ámbitos de la profesión?

—Realmente me apasiona, aunque siempre digo que de la cultura es muy difícil vivir, ya sea como periodista o no. Pero me gusta todo. He estado dos años haciendo un periódico de salud, estuve tres años en un gabinete de cultura, desde hace unos años con la Asociación de la Prensa de Jaén, que es un periodismo más de asociacionismo. Realmente, le doy a todo aunque tengo que reconocer que la política me aburría mucho tener que centrarme en ella a diario. 

LA PROFESIÓN PERIODÍSTICA

—¿En cuántos sitios trabaja ahora, porque estamos acostumbrados a verle en muchos sitios diferentes?

—(Ríe). La verdad es que esa es la razón de que siga haciendo periodismo en Jaén, la proactividad que me he marcado y que me gusta colaborar con todo el mundo. Con Piturda llevo ya unos cuantos años, haciendo de redactora y todo lo que sea comunicación, festivales, la campaña de Jaén en Julio del año pasado... Cuando me llaman de Hora Jaén siempre estoy disponible para ellos y la Asociación de la Prensa. Además, siempre salen nuevos proyectos como, por ejemplo, en Onda Cero, donde llevo dos meses haciendo a diario una colaboración para hablar correctamente.

—¿Para hablar correctamente?

—Es un proyecto que hacía un par de años ya lo había pensado y se trata de aprender todos a hablar bien. La Fundeu tiene una serie de recomendaciones diarias, en principio dirigidas a periodistas, y a través de la Asociación de la Prensa hacemos un mailing diario con estas recomendaciones. Y Onda Cero nos propuso, a través de Fátima Jerez, la presidenta, hacerlo programa. Pensó en mí hacer esa colaboración diaria. Estoy muy contenta y todo lo que pueda hacer, sobre todo por la cultura, allí me encontrarán.

—¿Hablamos muy mal?

—No, hablamos súper bien, a veces demasiado y hasta con sobre acentuaciones. Es un programa interesante y yo misma aprendo cosas nuevas. 

—Desde la Asociación de la Prensa tienen la mejor radiografía de la profesión en la provincia de Jaén. ¿Lo estamos pasando mal?

—Hay un poco de todo. Vemos sitios en la provincia donde parece que es más sencillo ser periodista. 

—¿Por ejemplo?

—Linares, Martos o Úbeda cuentan con bastantes medios y con profesionales para la proporción de población que tienen. Además, creo que tienen un trabajo más relajado que, por ejemplo, en la capital. En el caso de la capital, que pasa en otros sitios, cuando llegué escuché una frase que me horrorizó: quien no tiene padrino no se bautiza. Yo no era de Jaén, no tenía raíces ni familia, por lo que después de las prácticas de televisión siempre ha sido como un empezar de cero constante y continuo. Conozco a mucha gente que abandonó la profesión y me parece de valientes los que siguen apostando por ella. 

—Se ha tenido que ir adaptando a los nuevos tiempos, ¿'practica' el teletrabajo?

—Llevo años trabajando desde mi casa, aunque siempre que puedo estoy en la sede de la Asociación de la Prensa. El teletrabajo es una forma más de trabajar y de estar conectado. Tiene su parte buena y su parte mala, hay que acostumbrarse a levantarse por la mañana y antes de decir buenos días, prácticamente, coger el móvil para ver si hay algo. Por eso, disfruto mucho cuando puedo irme fuera un fin de semana, porque lo primero que hago es dejar el móvil y no verlo en dos días.

—¿Se considera adicta al dispositivo?

—Un poco sí, casi siempre por trabajo. 

—¿Si no hubiera sido periodista qué le hubiera gustado ser?

—Qué buena pregunta. Lo cierto es que cuando hice la Selectividad yo escogí Periodismo, Comunicación Audiovisual y Trabajo Social. Tengo muchos amigos, a los que quiero mucho, trabajadores sociales y ahora me pregunto si yo me hubiera podido dedicar a ello. Creo que esa sed de justicia, de alguna forma, y esas ganas que tengo de contribuir de alguna forma a la sociedad encajan con ese trabajo. Por otro lado, Magisterio siempre me ha gustado. Siempre he dado clases particulares. Lo hacía en Málaga y aquí también. 

—¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre, además de escuchar música?

—Pues te iba a contestar eso. Tiempo libre, lo primero, es que no tengo mucho, por desgracia. Cuando lo tengo, voy a Málaga a visitar a mi familia, me escapo a Granada y me encanta viajar por la provincia. Pero lo que hago, principalmente, es ir a conciertos y festivales. También me gusta mucho el teatro. Me decanto por uno cercano, como era, en paz descanse, el Teatro Extremo, pero también otras propuestas que llegan, por ejemplo, al Darymelia. No me gusta cualquier teatro, aunque disfruto viendo una zarzuela, también, y en el cine... 

LA CULTURA JIENNENSE

—Jaén y cine parece que son dos palabras incompatibles.

—Es complicado. A modo de anécdota, fui a ver Bohemian Rhapsody en Málaga y la semana después volví a verla en Jaén con mi pareja y una amiga. No fue lo mismo, es imposible. El tipo de pantalla y las condiciones técnicas hacen que la película se viva diferente. Aún así la gente salía encantada, pero si se construyeran unos grandes cines en la ciudad sería bueno. 

—¿Un cine en versión original funcionaría en Jaén?

—Por qué no. Teniendo a la Escuela Oficial de Idiomas, que hace ya teatro en inglés, podría funcionar. También a través de la Universidad, que tiene el Cine Fórum. 

—¿Qué nota le pondría a la oferta cultural jiennense?

—Depende del día que me lo preguntes. Ha pasado una cosa curiosa. No sé si ha sido el otoño, que nos ha despertado del letargo veraniego, pero de repente hay cada vez más cosas que hacer, más exposiciones que visitar, mucha más música. Hay que respaldar todos esos lugares de pequeño y mediano formato que están apostando por hacer una programación alternativa, como la Fábrica del Arte o Bomborombillos, hay que apoyarlos que no cuesta nada.

—¿Qué le aconseja hacer al lector esta semana? 

—Si la gente tiene ganas de hacer algo diferente en la ciudad y disfrutar de un festival con amigos puede ir a Underblues Festival. A las siete y media, el sábado, en la sala Kharma, los esperamos con ganas de disfrutar. 

—¿Ese festival es una apuesta arriesgada?

—Sí, es bastante ecléptica y bizarra. Tenemos a Vurro, que es verdad que triunfó en Blues Cazorla. Pero todas las bandas están testadas en directo al cien por cien. Las hemos visto a todas, tienen muy buenos directos y merecen la pena. Quizás tengas razón en que para Jaén puede sonar raro y hay quien opina que si hay una segunda edición debería trasladarse a una ciudad como Granada, donde funcionaría mejor. Pero el sábado 24 veremos lo que pasa. 

—¿De los cinco festivales de Jaén en Julio con cuál se queda?

—En principio con Blues Cazorla, es el que más cariño le tengo. Ese primer verano que vine a Canal Sur de becaria estuve cubriéndolo, conocí en rin ran, vi cómo en la Plaza Santa María el escenario quedaba como una caja de madera pequeña. Ver el festival crecer es magnífico. Vértigo también me tira porque cada vez me gusta más la música indie, cosa que hace diez años sería impensable para mí. Todos están muy bien montados. A Etnosur, por ejemplo, le tengo mucho cariño. Yo conocí este festival antes de conocer Jaén. En Málaga hacía el mapa de festivales de España y en Andalucía siempre ha estado Etnosur como destacado. 

—¿Tiene la sensación de que se valora más desde fuera que desde dentro lo que hacemos?

—Para estos casos sí tengo la sensación de que viene mucho público de fuera, lo mismo que le pasa al Blues Cazorla, que atraen mucho turismo nacional. Son equipos increíbles, que trabajan mucho y hay que agradecerles sus esfuerzos por poner a Jaén en el mapa. 

ACTIVISMO

—Dejamos la cultura de lado, ¿Se considera activista?

—Me gustaría serlo mucho más, la verdad. Soy activista por ejemplo con Abyda, cuando hacen una celebración o necesitan algo de dinero para una causa. Cuando son gatos me tocan más, porque los tengo. Siempre he colaborado puntualmente. En Uniradio Jaén he estado cerca de tres años haciendo voluntariado con Ondas de Libertad, que era un programa vinculado a Amnistía Internacional. Y en los encuentros Rock & Metal Encounter de la Universidad de Jaén hice una ponencia sobre ritmos agónicos, es decir, cómo la música se utiliza en la tortura. 

—También es activista feminista.

—Efectivamente. Ahora estamos con un proyecto en la Asociación de la Prensa. Fátima Jerez, como presidenta, y Remedios Morente, que es la coordinadora del proyecto, me propusieron contactar a las casi cien periodistas mujeres que tenemos registradas. Le hemos enviado un cuestionario en el que se preguntan sobre muchas cosas y es totalmente anónimo. Lo que se trata es de saber si cobramos menos que los hombres, si somos menos las mujeres directivas, si hemos sufrido algún caso de acoso o lo hemos presenciado, si hemos decidido postergar la maternidad por la profesión, si existe la conciliación familiar...

—¿Alguna vez ha sentido esa discriminación?

—Me he visto rara cuando me tocaba en televisión cubrir un partido de fútbol y de repente estaba en el vestuario preguntando al entrenador o al jugador de fútbol. Era la única mujer en la habitación con muchos hombres con sus papeles bien aprendidos y donde te encuentras un poco extraña. En la cultura, por lo general, es mayor la presencia de la mujer. 

—Las periodistas de Jaén cada vez estamos más unidas, bajo el lema Las periodistas también paramos. ¿Cómo siente esta unión?

—Me encanta, aunque tengo que reconocer que soy un poco antigrupos de WhatsApp. Me parece genial porque siempre va a haber quien piense diferente con respecto a un mismo tema. Aunque hablemos de feminismo, siempre hay diferentes opciones y me parece fantástico que quedemos, que hablemos, que disertemos sobre una noticia, una fotografía o un titular. Eso crea piña y grupo y ojalá que de aquí a poco todas podamos cobrar lo mismo que mis compañeros varones. 

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