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"El Mercado de San Francisco volverá a ser un referente en la ciudad"

Por Esperanza Calzado - Agosto 04, 2019
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Mira al cielo o más bien al techo de su puesto en el Mercado de San Francisco. Calcula cuántos años lleva allí un negocio que ha pasado por tres generaciones familiares. Fue allá por 1940 cuando Frutas y Verduras Plácido subió la persiana en una plaza que ha cambiado casi tanto como los clientes y su forma de comprar. Ocho décadas han pasado desde entonces y Plácido García Tudela, (Jaén, 1969) se levanta cada día a las cuatro de la mañana para afrontar una jornada con la misma ilusión con la que empezó su abuelo. Lo hace en un sitio emblemático, con 150 años de historia y que, a su modo de ver, está llamado a volver a ser referente de la ciudad. 

—Un negocio que le viene de familia...

—Sí, yo soy la tercera generación. Ya mi abuelo trabajaba aquí en el mercado y mi padre ha pasado toda su vida aquí. En mi caso fue con 17 años cuando empecé porque mi padre se tuvo que jubilar por problemas de salud y me quedé en el puesto.

—¿Siempre en el Mercado de San Francisco?

—Siempre, siempre. Todos los recuerdos que tengo de pequeño han sido aquí, echándole una mano a mi padre y compartiendo el negocio.

—Usted es testigo de cómo ha cambiado a lo largo de estas décadas.

—Claro, ha cambiado mucho. Me acuerdo perfectamente cuando estaba en ruinas y a mi padre lo echaron al Callejón de la Uva. También me acuerdo de cuando fuimos al Portillo San Jerónimo. En todos esos momentos importantes de este mercado es verdad que yo estaba estudiando todavía, pero los días libres o los huecos que tenía se los dedicaba a echar una mano a mi padre. 

—¿En algún momento ha pensado que se tenía que dedicar a otra profesión?

—Bueno... Hay que tener en cuenta que estar al frente de un negocio hace que la calidad de vida no sea la misma que la de un funcionario, por citar un ejemplo. No tenemos tantos días libres y siempre estamos con la incertidumbre porque no tenemos algo seguro, sino que va variando. Pero por el contrario tiene otras satisfacciones que a lo mejor no las ofrece una seguridad laboral. Pero lo que sí es cierto es que siempre me ha ido bien y no he echado en falta otra cosa. Con el tiempo, con la edad, echas de menos tener esa comodidad, pero poca cosa más.

—¿Cómo es su día a día?

—Mi despertador suena a las cuatro de la mañana y hasta las tres de la tarde, más o menos, estamos trabajando, dependiendo del día. 

—¿Las tardes las dedica a hacer cuentas?

—Nunca se desconecta uno del negocio. Siempre hay cosas por hacer. 

—Tiene tres hijos ¿Alguno seguirá con el negocio familiar?

—Yo creo que no. El mayor, con 23 años, tiene ya su puesto de trabajo. El mediano tiene 20 años y está estudiando, que es lo que le gusta. Y luego tengo la pequeña, con 15 años, que no sé por dónde tirará pero me imagino que buscará otras alternativas. 

—¿Qué va a ser de un puesto con cerca de 80 años de historia cuando usted se jubile?

—Para eso queda mucho (ríe). Seguro que el puesto sigue adelante, porque el mercado tiene que seguir. 

PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE UN MERCADO CON 150 AÑOS DE HISTORIA

—El Mercado de San Francisco tiene que seguir, sí, pero está pasando dificultades hasta el punto de que el año pasado tuvieron que manifestarse.

—Todo en la vida tiene sus altibajos. Es cierto que el mercado no vive sus mejores momentos, pero no está, ni mucho menos, enterrado. Con el paso del tiempo estoy seguro que volverá a ser un referente en la ciudad de Jaén.

 

—Para ello se están implantando novedades como el sistema de compra por internet. ¿Qué le parece la idea?

—Soy integrante de un proyecto que creo que se necesita. Es verdad que hemos aumentado nuestras ventas porque llegamos a un tipo de cliente al que antes no alcanzábamos y ahora empezamos a tenerlo. Pero creo que lo importante y por lo que hacía falta es que el Mercado de San Francisco tenía que montarse en ese tren y darle la opción a las personas que cada vez más compran por internet que pueda hacerlo. 

—Pero en realidad, eso se ha hecho toda la vida. Sus clientes siempre han podido pedirle las cosas y se las han llevado a casa.

—Sí, es verdad. De hecho, a modo particular, nuestro puesto sigue manteniendo ese trato con nuestros clientes. Sólo tiene que ver que no dejamos de preparar encargos. Pero el hecho de que se haga de forma conjunta para toda la compra del mercado es lo que resulta más interesante. Si le damos esa posibilidad al cliente es un punto más a nuestro favor. 

—¿Cómo han cambiado los gustos del cliente desde que usted era chico hasta ahora?

—Aunque pueda parecer que no, el cliente ha cambiado mucho. Y no es tanto un cambio de gusto ni de introducción de productos nuevos, sino un cambio de tendencias. Antes, la ama de casa elaboraba mucho el producto que compraba en el mercado. Ahora, al tener todos menos tiempo eso ha dejado de pasar y el cliente compra cosas que se conciban sin tanto trabajo.

—Ahora está de moda, además, el estilo de vida saludable y reducir el consumo de alimentos procesados. ¿A ustedes eso les beneficia?

—Eso es cierto. Pero a lo que yo me refiero es a comidas que hacían nuestras madres. Por ejemplo, cuando mi padre vendía venían clientes a comprar para hacer conservas de tomate y ahora es poco habitual que alguien las cocine porque las tendencias cambian sobre todo porque no hay tanto tiempo. A eso me refiero yo con el cambio. 

—¿Y la propuesta de abrir un aula gastronómica qué le parece?

—Ya se hizo en el Mercado de Peñamefécit y creo que es una buena idea porque atraerá clientes y nos enseñará a cocinar otros productos, etcétera. 

DEDICADO A CORRER

—El Mercado de San Francisco no abre mañana. Tienen vacaciones forzosas por el arreglo, de nuevo, del suelo. ¿Va a dedicar estos días a su afición del atletismo?

—(Ríe). Ahora estoy un poco 'averiado'. Tengo una fascitis plantar y estoy descansando un poco, pero se las dedicaré seguramente a mi familia.

—¿Desde cuando esa afición a correr?

—Llevo relativamente poco, cinco años. Empecé por mejorar mi salud y cuando te metes en ese mundo de amigos, de gente sana y entrañable te va enganchando. La verdad es que me encuentro muy feliz con este deporte. 

—¿Cómo ve Jaén dentro de diez años?

—Espero y casi estoy seguro de que va a dar grandes pasos. Es cierto que la ciudad se ha quedado atrás con respecto a otras que eran parecidas a la nuestra. Es el momento de Jaén y creo que en diez años vamos a mejorar mucho en todo.

—Última pregunta. ¿Por qué hay que venir a comprar a la plaza?

—Porque es la mejor alternativa que existe. Llevamos 150 años aquí, en un sitio emblemático, y no tenemos más remedio que mantenerlo. 

Fotos y vídeo: Esperanza Calzado.

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