Alejandra Alejo: "El año 2022 será una aventura para el Hujase Jaén"

La jugadora y entrenadora valora el compromiso de los más pequeños para asegurar el futuro de un club que cumple siete años

No se entiende el Hujase Jaén sin la figura de Alejandra Alejo (Jaén, 2000), jugadora, entrenadora y miembro destacado de un club que se aproxima a su primera década de vida. "Seguro que 2022 va a ser una aventura para la entidad", expresa en declaraciones a este periódico.

Alejo, hija del presidente Alfonso Alejo, sostiene que los retos son mantener los equipos femeninos Superdivisión y en División de Honor Nacional. También le gusta mirar abajo, al futuro del club, y de ahí la importancia de que las jugadoras cojan experiencia en Primera, al igual que los jóvenes que militan en Liga Andaluza puedan subir a Superdivisión regional.

"Nuestros primeros siete años han sido muy felices. He tenido la suerte de vivirlos desde el inicio y ha habido de todo, sonrisas, lágrimas, alegrías y momentos complicados que no se ven fuera", dice quien se define como una jugadora metódica, siempre en constante superación.

Le encanta el nivel que muestran los canteranos, la facilidad que tienen para mejorar el juego. Ahora, a diferencia de hace un trienio, le gusta más entrenar, y ser un apoyo para los jóvenes, que jugar.

"LA PANDEMIA HA SIDO UN FRENO PARA EL DEPORTE"

A 2022 también le pide que el virus dé tregua. Porque reconoce que los años marcados por la pandemia han sido "muy duros" para el mundo del deporte, también para el tenis de mesa. "No lo parece, porque los jugadores están uno frente al otro, pero sí que hay contacto: se habla mucho, siempre hay familiares. No ha sido fácil lidiar, por un ejemplo, con un torneo de 60 mesas y estar sola", manifiesta.

El ímpetu de Alejandra Alejo por el tenis de mesa llegó por casualidad. Cursaba segundo de Primaria cuando decidió apostar por la práctica como actividad extraescolar. Una entrenador le vio algo especial y al poco tiempo ingresó en el CTM Jaén, donde militó aproximadamente hasta 2010.

Saltó después al Hujase Jaén, una vez había contagiado a su padre de la pasión por el tenis de mesa, y se ha convertido en un pilar del club. Van diez años y ella, como el resto de la familia, quiere que sean muchos más.