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PARADO Y MAYOR DE 55 AÑOS

Por Fran Cano - Febrero 27, 2021
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PARADO Y  MAYOR DE 55 AÑOS
Foto: Beatriz Rivilla

Dos desempleados jiennenses con más de 55 años narran el desasosiego ante la dificultad de volver al mercado y subrayan las secuelas de perder el trabajo en la pandemia

Demasiado joven para la jubilación. Demasiado mayor para competir con los 'millennials' en el mercado laboral. En ese margen están los parados mayores de 55 años. Son 496.600 los españoles sin trabajo en la franja entre los 55 y los 64, un 12,5% de la población activa, según los datos de la EPA.

En la provincia, 46.590 de los 51.650 desocupados están en la edad posterior a los 25 años. Lacontradejaén acerca la realidad de dos jiennenses parados séniores cuyas vidas han sido vapuleadas con la pandemia como telón de fondo. Son los relatos de trabajadores despedidos en plena crisis sanitaria.

"HE PERDIDO MI ÚNICO INGRESO Y AHORA ME AYUDAN MIS HIJOS"

Lourdes Sánchez de Dios (Jaén, 1963) tiene 57 años. Admite que lidia con la ansiedad y vive con miedo desde que perdió su trabajo como profesora de Danza en la Universidad Popular de Jaén, donde trabajaba desde el curso 1983/1984. Es una víctima más de la otra pandemia, y ahora no sabe cómo volver a tener trabajo.

Estudió Danza en el Conservatorio Superior de Córdoba y Diseño en la Escuela de Diseño y Moda cordobesa. Dice que podría abrirse camino por estos ámbitos, pero desde Jaén es complicado. Está convencida de que todo hubiese sido diferente y de qué encararía la situación con más aplomo con menos décadas en el DNI. "Para una jubilación soy muy joven, y para estar en el mercado laboral, muy mayor. He solicitado en el SEPE el subsidio para mayores de 554 años, pero no me lo dan. Y el ingreso mínimo vital, tampoco. Mi situación es muy fuerte", explica en conversación telefónica con este periódico.

Sánchez de Dios está separada y el único ingreso que tenía era el suyo. Es en parte una 'suerte', porque vive sola y nadie más depende de ella, pero precisamente por eso tampoco puede optar a las ayudas de las administraciones. "Quien me ayudan son mis dos hijos, que están trabajando y pueden echarme una mano. Pero no es plan seguir así", analiza.

Ella está muy dolida por el adiós en la Universidad Popular tras 37 cursos consecutivos. "Nos han tirado como quien tira una colilla. El virus le ha ido bien a quienes nos han despedido", lamenta, y subraya que ha echado en falta "dignidad" en el despido.

En los mejores momentos, Sánchez de Dios llegó a rondar unos ingresos mensuales por valor de 1.000 euros, si bien dependía de las matriculaciones y hubo ejercicios que se quedó por debajo del umbral siempre asociado a la carestía, ahora normalidad económica. El futuro es peor que incierto. "Tengo ahorros, pero nada del otro mundo. Será difícil encontrar un trabajo", manifiesta.

"ACEPTO CUALQUIER TRABAJO INCLUSO SI NO ES EN JAÉN"

 Manuel Villar, en la Plaza de San Ildefonso. Foto: Fran Cano.
Manuel Villar, en la Plaza de San Ildefonso. Foto: Fran Cano.

Manuel Villar Abolafia (Jaén, 1965) cumplirá muy pronto 56 años y lleva en paro desde junio del año pasado. Él también era profesor desde hace 20 años en la Universidad Popular, donde impartió cursos de Danza, Teatro y, sobre todo, Baile. Ha cobrado un subsidio de 320 euros desde junio de 2020 hasta el pasado mes de enero. "Parece que me han concedido una prestación por el coronavirus, pero no estoy del todo seguro", admite a este diario acerca de la confusión que supone perder un trabajo que también era la forma de vivir.

Villar antes salía de casa en torno a las cuatro de la tarde y regresaba para cenar, pasadas las diez de la noche, después de bailar durante horas. Ha perdido, literalmente, la actividad y vive con la única compañía de su perra Ani, que tiene 14 años. "Dentro de poco me quedaré solo", lamenta.

Las rachas de ansiedad ya sacuden al jiennense, que insiste con el rastreo de trabajos a través de las redes sociales y del correo electrónico. Dice que está dispuesto a trabajar de lo que sea y donde sea. Así se lo ha hecho saber al Ayuntamiento. "Estaré encantando tanto de pintar bancos como de limpiar las heces de los perros", dice con ganas de empezar. "Y como tengo coche y carné para conducir, no tendría problema en trabajar en Alcaudete o incluso en Granada. Podría ir y venir sin problemas", apunta.

Con Formación Profesional en los ámbitos de la administración y comercial, ha vivido en el barrio de La Guita desde siempre, donde paga hipoteca. Dejar Jaén atrás es una opción que complicaría aún más las cuentas. Pertenece al perfil de los profesores de la Universidad Popular que no tenían otro sueldo, de ahí que el despido genere tal caos. Llegó a ganar 1.200 euros en el último curso, pero también acumuló nóminas de 900 y de 700 euros en años anteriores.

SECOT ATIENDE CASOS Y TRABAJA LA INSERCIÓN LABORAL

Diego Hurtado, presidente de SECOT Jaén, explica que el colectivo tienen un convenio de ámbito nacional con Cruz Roja para atender los casos de los séniores parados. "Todavía nos llegan situaciones de este tipo", explica en declaraciones a este periódico. Recuerda que el vínculo permitió, hace aproximadamente un lustro, que séniors migrantes montasen establecimientos en Jaén.

La atención al parado mayor por parte de SECOT comprende desde cobertura para volver al mercado —localizar oportunidades y preparar entrevistas de trabajo— hasta asesoramiento en aras de un proyecto emprendedor como autónomo. "Lo que no podemos hacer es conformarnos. Quizá es un pecado muy de Jaén", dice.

Hurtado remarca que la fragilidad de los séniors parados está también en la finitud de los ahorros. "Se acaban y ahora con la pandemia ya llevamos un año prácticamente parados", apunta. A su juicio, la crisis de ahora es más lesiva que la que comenzó en 2008. "Es bastante peor, porque entonces no se cerraron tantos negocios como ahora. Sin inversión no hay iniciativa", razona. "Lo del Plan Colce ha sido un palo para Jaén. El desánimo cunde y las perspectivas no son halagüeñas", apostilla.

La vida a contrarreloj es otro obstáculo para gente como Lourdes Sánchez de Dios y Manuel Villar, en el dique seco cuando menos lo esperaban, frustrados cuando más necesitan sentirse útiles. "Los jóvenes están más preparados que nosotros, por ejemplo en el tema de las tecnologías de la información", señala ella, y admite que soledad y pandemia son un binomio rémora en el día a día. "He engordado por culpa de la ansiedad", admite él. La cruzada parece imposible. Cómo no dejar de ser en el mercado cuando todavía resta una década para la jubilación.

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