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SER MAYOR Y NO MORIR SOLO

SER MAYOR Y NO MORIR SOLO

Por Fran Cano - Septiembre 29, 2018
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Uno de cada tres mayores vive solo; analizamos el rol de políticos, residencias, colectivos y auxiliares de enfermería para evitar la tragedia silenciada: mayores que mueren abandonados

Morir solo, abandonado, en un piso. Le ocurrió a un residente en Bailén de 66 años a mediados del pasado mes de agosto. El olor del cádaver, en avanzado estado de descomposición, alertó a los vecinos del bloque. El Ayuntamiento confirmó que el hombre llevaba más de un año en un piso de alquiler. Nadie del bloque supo que había muerto ni cuántos días llevaba sin vida.

Pasado mañana, 1 de octubre, es el Día Internacional del Mayor, y la fecha, por más que tenga cierto carácter festivo y de reivindicación, alude a un dato inquietante: uno de cada tres mayores de España viven sin compañía, según los registros de Cáritas. En Jaén, los indicadores cuadran: solo en el casco antiguo de la capital hay 1.600 personas de edad avanzada que viven solas del total de 19.000 mayores afincados; en la ciudad la cifra de ancianos sin compañeros de piso ronda los 8.000. ¿Qué pasará con ellos? El envejecimiento de la población y casos como el fallecido en Bailén evidencian la necesidad de una respuesta política y social.

ENVEJECER CON DIGNIDAD, UNA MOCIÓN EN EL LIMBO

JeC presentó en enero del año pasado un moción en el Ayuntamiento de la capital titulada Envejecer con dignidad. La idea consistía en propiciar la convivencia entre estudiantes universitarios con dificultades económicas y mayores autónomos, sin necesidad de cuidados, que viven solos. Las intenciones de JeC también pasaban por hacer atractivo el casco antiguo: rehabilitar calles y casas. La moción fue aprobada por unanimidad. Más de un año después está en el limbo. Ni siquiera hubo una experiencia piloto con una decena de personas.

Manuel Montejo, líder de JeC, recuerda que las primeras reuniones fueron por separado tanto con el Ayuntamiento como con la Delegación de Fomento. "Nos dijeron que era una idea estupenda", recuerda el portavoz de JeC. También había interés en implicar a la Universidad de Jaén, que cuenta con un programa muy parecido a la idea que no despegó. "Queríamos empezar con el casco antiguo, y le pedimos a la Universidad que centrara el proyecto en el conjunto histórico", continúa Montejo. Hubo tres reuniones con los gobiernos local y autonómico que no desembocaron en nada. Un técnico de Fomento fue muy franco con el grupo municipal en la última cita que hubo sobre las posibilidades de Envejecer con Dignidad: el Plan Andaluz de Vivienda no aportaría una partida para un proyecto así en Jaén. No había "base material".

 Un grupo de mayores, en la puerta del Obispado de Jaén. Foto: Carmen Copado
Un grupo de mayores, en la puerta del Obispado de Jaén. Foto: Carmen Copado

Montejo afirma que faltó "voluntad política". No se cree que intentar la idea con solo diez personas, en un par de calles, necesite una inversión importante. "Nadie tiene la varita mágica, pero hay que proponer soluciones. Si no hubiese funcionado, pues a otra cosa. Pero ni se intentó", lamenta.

EL MODELO DE LA RESIDENCIA MÁS GRANDE DE LA PROVINCIA

Apostar por el programa en el casco antiguo tiene un fin: evitar que los mayores queden apartados de la vida en sus barrios. Que no se vean obligados a vivir en una residencia a las afueras. "Hay estudios que remarcan que no quieren vivir en residencias", dice Montejo. A su entender, el mensaje que la sociedad le manda al mayor que pasa a una residencia tendría un subtítulo similar al siguiente mensaje: 'Tu vida ha acabado, y hemos decido llevarte al lugar que menos quieres'.

"Hay diferentes modelos de residencias: nosotros apostamos por el tratamiento individualizado y el envejecimiento activo". Habla Luciano Paredes, director de 'Fuente de la Peña', la más grande de la provincia. Ahora está al 98 por ciento de ocupación, con 167 plazas. La plantilla multidisciplinar —médicos, enfermería de atención las 24 horas, terapeutas, animadores socioculturales y psicólogos, entre otros trabajadores— ronda el centenar de empleados.

El 20 por ciento de las personas que entran en 'Fuente de la Peña', cuyo modelo es cooperativista y basado en el 'co-housing', lo hacen en pareja. En los últimos tiempos, las altas de este tipo han aumentado. "Es así porque uno de los cónyuges hace de cuidador de la otra persona", explica Paredes. Ganan los dos: el asistido recibe el apoyo de la esposa o del esposo, y este queda libre de las tareas del hogar.

Un informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, titulado American Time Use Survey, concluye que el cierre de la vida se vive solo, tras la jubilación y la pérdida de la pareja. "Obviamente, entrar a la residencia en pareja es mejor: estás más respaldado", resuelve Paredes. En lo que respecta a la autonomía de los residentes, solo dos de cada diez se valen por sí mismos —no precisan cuidados de terceros— para completar el día a día.

La idea del envejecimiento activo supone una agenda cargada de actividades recreativas desde la mañana, sobre las 10:00 horas, hasta la tarde, en torno a las 19:30. Los residentes más jovenes tienen 54 años; la más longeva ya ha soplado más de 100 velas. "Siempre he dicho que somos una residencia diferente", concede.

 La Residencia para Mayores Fuente de la Peña promueve el envejecimiento activo.
La Residencia para Mayores Fuente de la Peña promueve el envejecimiento activo.

LAS RESIDENCIAS MUNICIPALES: NECESIDAD ¿Y CALADERO DE VOTOS?

Los ayuntamientos han interpretado las residencias municipales, con plazas concertadas, como una necesidad viable con la colaboración público y privada. A principios de septiembre, el alcalde de Jódar prometió a sus vecinos que existirá una residencia con 120 plazas. Lo hizo acompañado por la delegada de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Teresa Vega. El anuncio tuvo una reacción inmediata desde Bailén, donde el Ayuntamiento y la Junta, administraciones de diferente signo político, aún no reman en la misma dirección para construir una instalación que dé una respuesta a los vecinos de más edad.

En Frailes, población de 1.600 habitantes, el equipo de Gobierno ha apostado por un modelo de residencia, también inspirado en el 'co-housing', a través de la cooperativa Hábitat Colaborativo. La idea inicial del balneario ha derivado en un residencial que ya ha involucrado a socios cooperativistas. Sin renunciar al cariz turístico, el proyecto se ha ajustado a las necesidades de un municipio poblado mayoritariamente por personas de edad avanzada. El residencial debe arrancar en 2019. Begíjar, que casi duplica a Frailes en el censo, también tiene sobre la mesa una propuesta idéntica para su futura residencia. El alcalde de La Escañuela, Francisco Javier Sabalete, confía en que la futura residencia genere una veintena de puestos de trabajo.

"Es cierto que hay una realidad social, pero también supone un caladero de votos para los políticos: hablamos de personas que votan siempre", analiza Manuel Montejo.

NICHO DE MERCADO EN LA POBLACIÓN RURAL

El aumento del número de personas que viven solas en sus hogares ha propiciado una mayor demanda de auxiliares de enfermería, y la incidencia es notable en poblaciones rurales. Julia —prefiere no revelar su verdadero nombre— es una profesional del sector que genera buena parte de sus ingresos mensuales prestando servicios de limpieza y de cuidado de la higiene en la comarca del sur de Jaén. Ha pasado por una docena de hogares, buena parte de ellos habitados por personas sin compañía o que viven con algún familiar, también de edad avanzada. "No he encontrado trabajo en residencias, y me he dado cuenta de que hay muchos mayores que necesitan ayuda en casa", cuenta en conversación con este periódico.

Ella realiza funciones que comprenden desde el aseo personal hasta preparar la comida de sus clientes. "Y quieren hablar, sentirse escuchados. Necesitan compañía", recalca en alusión a la parte más emocional de un trabajo a priori prosaico, pero en la práctica muy vinculado con las emociones. Atiende a personas que han enviudado y que pasan la mayor parte del tiempo solas, frente al televisor. En barrios de pueblos pequeños es habitual una escena: mujeres u hombres que han perdido a su pareja pasan la tarde hablando en la calle en corro, sentadas en sillas que sacan afuera, como si fuese un patio. La forma quizá más sana de evitar la soledad de la casa. "Es cierto que repiten con frecuencia vivencias de juventud. Creo que ni siquiera perciben que lo hacen", dice la auxiliar.

Julia está convencida de que el envejecimiento de la población hará cada vez más necesario la presencia de trabajadores como ella, disponibles incluso para pasar la noche al cuidado de personas de edad avanzada. "Yo aún no lo hecho, pero en absoluto lo descarto", expresa. Hay familias que se decantan por cuidadoras de este tipo aunque solo sea algunas horas al día. Y a veces esas trabajadoras entran en algo más que en la casa de los mayores sin compañía. "El trato se vuelve muy familiar", admite.

CÁRITAS BUSCA VOLUNTARIOS PARA CONTINUAR CON UN PROYECTO QUE CUMPLE 30 AÑOS

Cáritas tiene tres programas destinados para dar cobertura a las personas mayores que están solas: el proyecto de acompañamiento Nuestros Mayores, desplegado en Bailén y Pegajalar en el ámbito de la ayuda a domicilio con 58 participantes; el de La Reunión, centrado en animación comunitaria y fortalecimiento de la participación, con incidencia en parroquias de Úbeda y Torreblascopedro, y la Residencia Casa Hogar Andrés Cristina de Andújar, habitada por diez usuarios. Este tipo de acción social de Cáritas cumple este año su treinta aniversario.

El programa ha recibido en lo que va de ejercicio 163 demandas de ayuda a domicilio; se han atendido 58. No todas cumplen con los requisitos.

Lourdes Roldán, responsable desde 2011 de los programas y directora de la Casa Hogar, explica a este medio que Cáritas necesita más voluntarios. Así lo comunica también en diferentes ponencias que organiza en la provincia. En la actualidad, el número de voluntarios ronda la centena entre los tres programas. "Pero necesitamos más", admite Roldán.

¿Qué aportan esos voluntarios? La responsable aclara que el rol de las personas que acompañan tiene que ver con la parte afectiva. "Hablamos de asistidos que le dicen a los voluntarios: 'No importa que limpies tanto, pero por favor siéntate y hablamos'. Es así", aclara Roldán. "La gran pobreza que padecen es la soledad. Necesitan el carisma y el cariño que aporta un familiar", añade, y la idea entronca con el testimonio de Julia, auxiliar de enfermería.

 Un grupo de mayores, en la Plaza de Santa María. Foto: Carmen Copado
Un grupo de mayores, en la Plaza de Santa María. Foto: Carmen Copado

La responsable del programa de Cáritas admite que no todas las personas en situación vulnerable se dejan ayudar. Los factores para oponerse son varios: desde el dinero en los casos en que hay que pagar hasta complejos o la propia ignorancia. 

Si a Roldán se le pregunta por la respuesta de la sociedad ante el drama de los mayores solos, responde que aún hace falta sensibilizar. "Considero que actos como el Día del Mayor se hacen con ese fin, trabajar la sensibilidad", opina. Hay cierto interés social: el asunto ha reunido a más de 40 empresas y 450 profesionales —de 11 países— del sector y la participación activa en el reciente II Congreso Intersectorial de Envejecimiento y Depedencia de la fundación Agein Lab, celebrado en Jaén. Una de las ideas centrales señalada por expertas es la siguiente: el envejecimiento debe verse como una oportunidad adaptándose los servicios para proporcionar una respuesta a los deseos y necesidades de las personas mayores.

"No concibo el Día del Mayor como una cita hipócrita, pero sí que señala una carencia: hay un déficit social. Tenemos que preocuparnos por ellos todo el año", aporta Montejo. "Hablamos de personas frágiles: el mayor debe permanecer en su casa todo el tiempo que pueda", tercia Paredes. El objetivo, no morir solo. Morir vivo, que reivindica siempre Antonio Gala.

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